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Marcos 4 - Biblia Castilian 2003 Biblia Castilian 2003
Marcos 4

1 Otra vez se puso a ense ar a la orilla del mar. Y se reúne en torno a él numeros simo pueblo, de forma que tuvo que subirse a una barca, dentro del mar, y sentarse en ella, mientras todo el pueblo permanec a en tierra, junto al mar.

2 Les ense aba muchas cosas por medio de parábolas y les iba diciendo en su ense anza:

3 'Escuchad: salió el sembrador a sembrar.

4 Y sucedió que, según iba sembrando, parte de la semilla cayó al borde del camino; y vinieron los pájaros y se la comieron.

5 Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde hab a poca tierra; brotó en seguida, porque la tierra no ten a profundidad;

6 pero, en cuanto salió el sol, se agostó; y como no hab a echado ra ces, se secó.

7 Otro poco cayó entre zarzas, y como las zarzas también crecieron, lo ahogaron sin que pudiera dar fruto.

8 Y el resto cayó en tierra buena; fue creciendo y granando, hasta dar fruto que llegó: uno al treinta por uno, otro al sesenta y otro al ciento'.

9 Y a ad a: 'El que tenga o dos para o r, que oiga'.

10 Cuando se quedó a solas, los que le rodeaban, juntamente con los Doce, le preguntaban a propósito de las parábolas.

11 Y él les contestaba: 'A vosotros se os ha concedido el misterio del reino de Dios; pero a ellos, a los de fuera, todo se les dice en parábolas,

12 para que: Viendo, vean, pero no perciban; y oyendo, oigan, pero no entiendan; no sea que se conviertan y sean perdonados'.

13 Y a ade aún: '¿No entendéis esta parábola? Pues, ¿cómo vais a comprender las demás?

14 El sembrador va sembrando la palabra.

15 Unos están al borde del camino; en ellos se ha sembrado la palabra; pero, apenas la oyen, viene Satanás y se lleva la palabra que fue sembrada en ellos.

16 Hay otros, igualmente, que recibieron la semilla en terreno pedregoso; éstos, al o r la palabra, de momento la reciben con alegr a

17 pero no echa ra ces en ellos, porque son hombres que actúan al primer impulso; y, apenas sobreviene la tribulación o la persecución por causa de la palabra, al momento fallan.

18 Otros hay que reciben la semilla entre zarzas; éstos son los que oyeron la palabra;

19 pero sobrevienen luego las preocupaciones del mundo, la seducción de las riquezas y toda suerte de malos deseos que ahogan la palabra y no da fruto.

20 Finalmente, otros hay que reciben la semilla en tierra buena; son los que oyen la palabra y la aceptan en su corazón y dan fruto al treinta por uno, al sesenta, o al ciento'.

21 Dec ales también: '¿Acaso se enciende una lámpara para meterla en el armario o debajo de la cama? ¿No será más bien para colocarla sobre el candelero?

22 Porque nada hay oculto que no haya de manifestarse, y nada secreto que no haya de salir a la luz.

23 El que tenga o dos para o r, que oiga'.

24 Les dec a igualmente: 'Atended bien a lo que o s. Con la medida con que midáis, seréis medidos, y con creces.

25 Porque al que tiene, se le dará; y al que no tiene, aun aquello que tiene se le quitará'.

26 Dijo además: 'El reino de Dios viene a ser esto: un hombre arroja la semilla en la tierra.

27 Y ya duerma o ya vele, de noche o de d a, la semilla germina y va creciendo sin que él sepa cómo.

28 La tierra, por s misma, produce primero el tallo, luego la espiga, y por último el trigo bien granado en la espiga.

29 Y cuando el fruto está a punto, en seguida aquel hombre manda meter la hoz, porque ha llegado el tiempo de la siega'.

30 Y prosegu a diciendo: '¿A qué compararemos el reino de Dios o con qué parábola lo describiremos?

31 Es como el grano de mostaza que, cuando se siembra en la tierra, es la más peque a de todas las semillas que sobre la tierra existen;

32 pero, una vez sembrado, se pone a crecer y sube más alto que todas las hortalizas, y echa ramas tan grandes que los pájaros del cielo pueden anidar bajo su sombra'.

33 Con muchas parábolas como éstas les propon a el mensaje, según que lo pod an recibir.

34 Sólo les hablaba con parábolas. Pero, a solas, se lo explicaba todo a sus propios disc pulos.

35 Aquel mismo d a, al atardecer, les dice: 'Vamos a pasar a la otra orilla'.

36 Y ellos, despidiendo al pueblo, se llevan a Jesús, tal como estaba, en la barca; también le acompa aban otras barcas.

37 De pronto se levanta una fuerte borrasca; las olas saltaban por encima de la barca, de manera que ésta ya estaba a punto de anegarse.

38 Mientras tanto, él segu a durmiendo en la popa sobre un cabezal. Ellos lo despiertan y le dicen: 'Maestro, ¿es que no te importa que nos hundamos?'.

39 Entonces él se levantó, increpó al viento y dijo al mar: '¡Calla! ¡Enmudece!'. El viento amainó y sobrevino una gran calma.

40 Luego les dijo: '¿Por qué tenéis miedo? ¿Cómo no tenéis fe?'.

41 Quedaron sumamente atemorizados y se preguntaban unos a otros: '¿Pero quién es éste, que hasta el viento y la mar le obedecen?'.

La Biblia Castilla 2003

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