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Hechos 13:50 - NT Traducción Contemporánea de la Biblia

50 Pero los judíos persuadieron a las mujeres piadosas y distinguidas, también a los gobernantes de la ciudad, para que se pusieran en contra de Pablo y de Bernabé, y provocaron una persecución contra ellos, los maltrataron y los expulsaron de la región.

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Biblia Reina Valera 1960

50 Pero los judíos instigaron a mujeres piadosas y distinguidas, y a los principales de la ciudad, y levantaron persecución contra Pablo y Bernabé, y los expulsaron de sus límites.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

50 Luego los judíos provocaron a las mujeres religiosas influyentes y a los líderes de la ciudad, e incitaron a una turba contra Pablo y Bernabé, y los echaron de la ciudad.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

50 Pero los judíos incitaron a mujeres distinguidas de entre las que temían a Dios y también a los hombres importantes de la ciudad y promovieron una persecución contra Pablo y Bernabé hasta que los echaron de su territorio.

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La Biblia Textual 3a Edicion

50 Pero los judíos soliviantaron a distinguidas mujeres adoradoras de Dios, y a líderes de la ciudad, y provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé, y los echaron de sus territorios.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

50 Pero los judíos instigaron a las mujeres devotas y distinguidas y a los principales de la ciudad, y provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé, expulsándolos de sus confines.

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Hechos 13:50
31 Tagairtí Cros  

Cuando los persigan en una ciudad, vayan a la otra; de cierto les digo, no alcanzarán a visitar todas las ciudades de Israel hasta que el Hijo del Hombre venga.


José de Arimatea, un respetable miembro del sanedrín que también anhelaba el reino de Dios, se presentó valientemente ante Pilatos y solicitó el cuerpo de Jesús.


Pero la gente empezó a rogarle a Jesús que se fuera de la región.


Cuando se terminó la reunión en la sinagoga, muchos de los judíos y de los convertidos al judaísmo, que eran devotos, siguieron a Pablo y a Bernabé y ellos convencían a sus seguidores de que continuaran en la gracia de Dios, que es vivir la vida de Dios en Cristo.


Pero los judíos, cuando vieron las multitudes, se llenaron de celos y envidia, y contradecían todo lo que decía Pablo insultándolo.


En eso llegaron de Antioquia e Iconio unos judíos, que convencieron a la multitud que estuvieran en contra de Pablo, ellos lo apedrearon hasta dejarlo inconsciente y lo arrastraron fuera de la ciudad; pensaron que Pablo estaba muerto.


Pero los judíos que no creyeron incitaron a los gentiles a que desconfiasen y se enojasen contra los seguidores de Jesús.


La gente de la ciudad se dividió, unos estaban con los judíos, mientras otros estaban con los apóstoles.


Pero algunos de los judíos, de los gentiles y de los gobernantes de la ciudad, se pusieron de acuerdo en maltratar a los dos apóstoles con insultos y con la intención de apedrearlos;


Una de ellas se llamaba Lidia, era de la ciudad de Tiatira y era comerciante de telas de púrpura. Ella adoraba a Dios y nos estaba escuchando. El Señor abrió su corazón y prestaba mucha atención a lo que Pablo decía.


Por lo tanto, muchos de estos judíos creyeron en Jesús y también muchos griegos, tanto hombres como mujeres; estas mujeres griegas eran personas muy importantes en la ciudad.


Cuando los judíos de Tesalónica se enteraron de que en Berea fue anunciada la Palabra de Dios por Pablo; fueron a Berea para alborotar y agitar a las multitudes.


Así que, en la sinagoga discutía con los judíos y con los no judíos que se habían convertido al judaísmo y a diario se ponía a discutir en la plaza pública con los que se encontraban por allí.


Y algunos de ellos fueron convencidos y se unieron a Pablo y a Silas, junto con muchos griegos. También se les unieron una gran cantidad de mujeres importantes.


Y saliendo de allí, se fue a la casa de un hombre llamado Ticio Justo, quien adoraba a Dios y vivía al lado de la sinagoga.


Estaban en Jerusalén personas piadosas de todas las naciones del mundo.


Cuando iban a cumplirse los siete días, algunos judíos de Asia vieron a Pablo en el templo e incitaron a toda la multitud, lo agarraron,


Tres días después, Pablo mandó llamar a los principales judíos de la región, cuando se reunieron en la casa donde estaba custodiado, Pablo les dijo: – Hermanos, no he hecho nada en contra de nuestro pueblo ni en contra de las costumbres de nuestros antepasados. Sin embargo, fui detenido en Jerusalén por algunos judíos y me entregaron a los romanos;


La denuncia alborotó al pueblo, a los líderes religiosos y a los maestros de la ley, que vinieron contra Esteban, lo arrestaron y lo llevaron ante el sanedrín;


Saulo fue cómplice del asesinato de Esteban. En aquel día se desencadenó una gran persecución en contra de la iglesia en Jerusalén, todos fueron esparcidos por todas las regiones de Judea y Samaria, excepto los apóstoles, que se quedaron en Jerusalén.


Porque doy testimonio de que ellos tienen celo por Dios, son muy dedicados a servir a Dios, pero no con discernimiento, no lo hacen de la manera correcta;


he viajado de aquí para allá continuamente y peligrosamente; he estado en peligro en los ríos, en peligro de ladrones, fui amenazado por mis compatriotas y por los que no son judíos; también he estado en peligro en las ciudades, en los lugares desiertos y en los mares; he estado en peligro entre los falsos hermanos;


Porque ustedes, mis queridos hermanos, siguieron el ejemplo de las iglesias de Dios que están en Judea, pues esas Iglesias sufrieron mucho por Cristo y ustedes también están sufriendo persecuciones por sus propios compatriotas, así como ellas fueron perseguidas por los propios judíos,


También en las persecuciones, en los padecimientos que me tocó vivir en Antioquía, en Iconio y en Listra; todas estas persecuciones las soporté y de todas me libró el Señor.


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