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Salmos 59:16 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

16 En cuanto a mí, cada mañana cantaré de tu poder y misericordia. Porque tú has sido mi gran torre de refugio, sitio seguro en el día de mi angustia.

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

16 Pero yo cantaré de tu poder, Y alabaré de mañana tu misericordia; Porque has sido mi amparo Y refugio en el día de mi angustia.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 En cuanto a mí, yo cantaré de tu poder; cada mañana cantaré con alegría acerca de tu amor inagotable. Pues tú has sido mi refugio, un lugar seguro cuando estoy angustiado.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Pero yo cantaré tu poder, y desde la mañana contaré tus bondades; porque tú has sido para mí una ciudadela y mi refugio en el día de la angustia.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 Pero yo cantaré de tu poder, Aclamaré de mañana tu misericordia, Porque fuiste mi alto refugio y amparo en el día de mi angustia.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 Van vagando por comida y, al no saciarse, rondan en la noche.

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Salmos 59:16
31 Tagairtí Cros  

Mi Dios, la roca en quien me refugio. Mi escudo y mi salvación, mi asilo y mi amparo. ¡Él me libró de los violentos!


Anda errante mendigando alimento. Vive en el temor, la zozobra y la angustia. Sus enemigos lo vencen como un rey que derrota a sus enemigos.


No podemos imaginar el poder del Todopoderoso, y sin embargo, él es tan justo y misericordioso que no nos destruye.


Quiero cantar al amor y a la justicia: quiero, Señor, cantarte salmos.


Pero aun así Dios los salvó para honrar su nombre y mostrar su gran poder.


Aunque me rodeen tribulaciones, tú me librarás de la ira de mis enemigos. Contra el enojo de mis enemigos extenderás tu mano. Tu poder me salvará.


En la mañana, muéstrame tu bondad para conmigo, pues en ti confío. Muéstrame a dónde ir, porque a ti elevo mi oración.


Conversarán entre ellos de la gloria de tu reino y celebrarán tu poder.


Señor, acepta nuestra alabanza por todo tu glorioso poder. Escribiremos cánticos para celebrar tus poderosos hechos.


Un instante dura su ira; su gracia perdura de por vida. Las lágrimas pueden huir la noche entera, pero al amanecer habrá gozo.


Irradio gozo por tu misericordia; porque me has escuchado en mis tribulaciones y has visto las crisis de mi espíritu.


Tu firme amor, Señor, es grande como los cielos. Tu fidelidad va más allá de las nubes.


Responde a mi clamor, Dios mío y defensor mío. Alivia mi pena. Ten piedad de mí; escucha mi oración.


Dios es nuestro amparo y nuestra fuerza, nuestra pronta ayuda en tiempos de tribulación.


Cada mañana, Señor escucha mi clamor; por la mañana te presento mis súplicas y atento espero tu presencia.


Cuando estoy en medio de grandes problemas, voy ante el Señor. Paso la noche entera orando, alzando mis manos al cielo, suplicando. Para mí no podrá haber gozo hasta que él se manifieste.


porque tu amor por mí es muy grande. Me has rescatado de las profundidades del sepulcro.


Oh Señor, a ti clamo y seguiré rogándote día tras día.


Oh Señor, por siempre cantaré la grandeza de tu amor; por todas las generaciones proclamará mi boca tu fidelidad.


Tu brazo derecho, Señor, es poderosísimo. Tu brazo derecho, Señor, aplasta al enemigo.


¡Ay! en toda la historia, ¿cuándo hubo jamás un tiempo de terror como ese que se le viene encima a Israel? Es tiempo de mucho sufrimiento para mi pueblo —para Jacob— como nunca lo experimentaron antes. ¡Pero Dios los librará!


Recuerden que él vino también para que los gentiles glorifiquen a Dios por sus mercedes hacia ellos. Así está escrito: «Te alabaré entre las naciones, cantaré himnos a tu nombre».


Él nos libró de la muerte y de la misma manera nos volverá a librar cuando sea necesario. En él hemos puesto nuestra esperanza.


A Dios sea la gloria, pues por su poder eficaz que actúa en nosotros, él puede hacer muchísimo más de lo que nos podemos imaginar o pedir.


Cuando Cristo estaba en la tierra, con voz fuerte y muchas lágrimas ofreció ruegos y súplicas a Dios, quien podía librarlo de la muerte. Y Dios escuchó sus oraciones en virtud de su ferviente deseo de obedecer a Dios.


El Señor que me salvó de las garras del león y del oso, me salvará también de este filisteo. Saúl finalmente aceptó. ―Bien, ve —le dijo—, y que el Señor te acompañe.


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