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Salmos 13:2 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

2 ¿Hasta cuándo soportaré esta diaria angustia? ¿Hasta cuándo triunfará mi enemigo?

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Biblia Reina Valera 1960

2 ¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma, Con tristezas en mi corazón cada día? ¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 ¿Hasta cuándo tendré que luchar con angustia en mi alma, con tristeza en mi corazón día tras día? ¿Hasta cuándo mi enemigo seguirá dominándome?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 ¿Hasta cuándo sentiré angustia en mi alma y tristeza en mi corazón, día tras día? ¿Hasta cuándo mi enemigo triunfará a costa mía?

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 ¿Hasta cuándo he de estar cavilando, Con tristeza en mi corazón cada día? ¿Hasta cuándo prevalecerá mi enemigo?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 ¿Hasta cuándo, Señor? ¿Me olvidarás por siempre? ¿Hasta cuándo esconderás de mí tu rostro?

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Salmos 13:2
44 Tagairtí Cros  

y él me preguntó: ―¿Por qué estás tan triste? ¿No estarás enfermo? Tu cara revela que tienes alguna preocupación. Hasta entonces yo siempre me había mostrado alegre delante de él. Sentí un gran temor,


Ester replicó: ―¡Nuestro enemigo y adversario es este malvado Amán! Entonces Amán se perturbó delante del rey y de la reina.


Si soy culpable, ¡pobre de mí! Y si soy inocente, de nada me vale. ¿Qué esperanza tengo?


Estarás con los huérfanos y con todos los oprimidos, para que el simple mortal no los aterrorice más.


Los lazos de la muerte me enredaron; el terror del sepulcro me sorprendió, solo veía problemas y tristeza.


Protégeme de los malvados que me atacan, de los asesinos enemigos que me rodean.


Que sean silenciados sus labios mentirosos, porque hablan contra los justos con orgullo, desdén e insolencia.


¡Estoy a punto de desmayar! ¡Esta fuente de dolor no cesa ni un instante!


Mi corazón se consume en la tristeza al recordar aquellos tiempos —¡cómo olvidarlos!— cuando guiaba a una gran multitud hacia el templo en días de fiesta, cantando con gozo, alabando al Señor.


Ven, Señor, y sáname. Sálvame por tu misericordia.


No dejes que me devoren como leones, que me despedacen y me arrastren sin nadie que me libre.


¿Hasta cuándo, oh Dios, permitirás que tus enemigos se burlen de ti? ¿Les permitirás que insulten tu nombre por siempre?


Recuerda, Señor, que tu enemigo se burla, y que un pueblo insensato ofende tu nombre.


Has enseñado a los pequeños y a los niños de pecho a rendirte perfecta alabanza. ¡Que su ejemplo avergüence a tus enemigos!


Oh enemigos tuyos: condenados están para siempre. El Señor destruirá sus ciudades; aun el recuerdo de ellas desaparecerá.


El corazón feliz, alegra la cara; el corazón lastimado, entristece el espíritu.


Pasa el resto de su vida ensombrecido, triste, desalentado, frustrado y enojado.


Tú has dicho: «¡Ay de mí! ¿No tengo ya suficientes tribulaciones? ¡Y ahora el Señor ha añadido más! Cansado me tienen mis propios suspiros y no hallo reposo».


¡No hay consuelo para mi tristeza; tengo el corazón lleno de dolor!


Sus enemigos dominan sobre Jerusalén, y están alegres por el dolor de la ciudad. ¡Y todo es porque el Señor ha castigado a Jerusalén por la cantidad de los delitos que ha cometido! ¡Hasta se han llevado a sus niños cautivos a tierras lejanas!


Se entregó a la inmoralidad y no pensó en el castigo que le podría venir. Ahora está humillada hasta lo más bajo y no hay nadie que la ayude, y clama: «¡Oh Señor, mira mi aflicción; el enemigo ha triunfado sobre mí!».


¿Por qué nos olvidas para siempre? ¿Por qué te ausentas por tanto tiempo?


«Tengo el alma llena de tristeza y angustia mortal. Quédense aquí conmigo. No se duerman».


Yo estaba con ustedes en el templo todos los días, y sin embargo, no se atrevieron a arrestarme. Pero esta es ya la hora de ustedes, hora en que reinan las tinieblas.


Al contrario, se han llenado de tristeza por lo que les dije.


Me duele el corazón y siento día y noche un gran dolor.


Es verdad que estuvo enfermo y casi se muere. Pero Dios se compadeció de él, y no sólo de él, sino también de mí, para que no tuviera más tristeza de la que ya tengo.


tuvo cada vez más temor de él, y su odio se acrecentó con cada día que pasaba.


¿Quién otro dejaría escapar a su enemigo cuando lo tiene en su poder? Que el Señor te recompense bien por la bondad que me has mostrado en este día.


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