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Salmos 12:1 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

1 Señor, ¡ayúdanos! Rápidamente van desapareciendo los piadosos. Ya no queda gente fiel en este mundo.

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

1 Salva, oh Jehová, porque se acabaron los piadosos; Porque han desaparecido los fieles de entre los hijos de los hombres.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 ¡Auxilio, oh Señor, porque los justos desaparecen con rapidez! ¡Los fieles se han esfumado de la tierra!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Interviene, Señor, porque ya no hay hombres buenos ni se encuentran ya hombres leales.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Al director del coro. En sheminit.° Salmo de David. ¡Salva, oh YHVH, porque se están acabando los piadosos! Porque han desaparecido los leales entre los hijos del hombre.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Del director, con el octacordio. Salmo. De David.

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Salmos 12:1
18 Tagairtí Cros  

Matatías, Elifeleu, Micnías, Obed Edom, Jeyel y Azazías tocaban las arpas de tono agudo, y guiaban el canto.


«¡Levántate, oh Señor! ¡Sálvame, Dios mío!». ¡Rómpele la quijada a mi enemigo! ¡Rómpele los dientes a los malvados!


¡Ven con gran poder, Dios; y sálvame! ¡Defiéndeme con tu potencia!


¡No, Señor! ¡no me castigues cuando estés enojado; no me reprendas en tu furor!


Ven, Señor, y sáname. Sálvame por tu misericordia.


Muchos dicen que son amigos fieles, ¿pero se puede encontrar a alguien en quien confiar?


Si el Señor Todopoderoso no hubiera intervenido para salvar a unos cuantos de nosotros, habríamos sido destruidos como lo fueron Sodoma y Gomorra.


Mueren los buenos, perecen los justos antes de tiempo sin que nadie parezca preocuparse o preguntarse la razón. Nadie pareciera darse cuenta de que Dios los aleja de los malos días que vendrán.


Nadie se preocupa por ser justo y fiel. Sus litigios se fundan en mentiras; pasan el tiempo planeando males y ejecutándolos.


Miré, pero nadie acudió en su auxilio; quedé asombrado y estupefacto. Entonces ejecuté la venganza yo solo; sin auxilio, llevé a cabo el castigo.


¡Corran arriba y abajo por todas las calles de Jerusalén; busquen con cuidado por todas partes para ver si pueden hallar siquiera una persona justa y honrada! Si encuentran aunque sea una, no destruiré la ciudad.


Pero al percatarse de lo que hacía y de la inmensidad de las olas que se le echaban encima, sintió miedo y comenzó a hundirse. ―¡Señor, sálvame! —gritó horrorizado.


Habrá tanto pecado y maldad, que el amor de muchos se enfriará.


Los discípulos corrieron a despertar a Jesús: ―¡Señor, sálvanos! ¡Nos estamos hundiendo!


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