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Salmos 10:4 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

4 Estos malvados, tan orgullosos y altivos, parecen creer que Dios ha muerto. ¡No se les ocurre siquiera buscarlo!

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Biblia Reina Valera 1960

4 El malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios; No hay Dios en ninguno de sus pensamientos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Los malvados son demasiado orgullosos para buscar a Dios; parece que piensan que Dios está muerto.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Enrisca la nariz y no se preocupa: '¡No hay Dios', dice; eso es todo lo que piensa.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Por la altivez de su rostro el malvado no inquiere, ’Elohim no está en sus pensamientos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Nun. Con el rostro altanero, no le busca; 'Dios no existe', es cuanto se le antoja.

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Salmos 10:4
30 Tagairtí Cros  

Cuando el Señor Dios vio el alcance de la maldad humana, y que la gente sólo pensaba en hacer lo malo, le dolió haberla creado y se llenó de mucho pesar.


Pues ellos le dijeron a Dios: “¡Vete Dios! ¿Qué puedes hacer tú por nosotros?”.


No toleraré a nadie que en secreto calumnie a su prójimo; y no permitiré la vanidad ni el orgullo.


Libras a los humildes y condenas a los orgullosos y altivos.


Mi corazón te oyó decir: «Ven y conversa conmigo». Y mi corazón responde: «Ya voy Señor».


En el fondo del corazón de los malvados acecha el pecado. No tienen temor de Dios que los refrene.


Las personas necias afirman que no hay Dios. Están corrompidas, sus obras son perversas; ¡no hay una sola que haga lo bueno!


Preguntan: «¿Se dará cuenta Dios de lo que pasa? ¿Entiende el Altísimo lo que está pasando?».


―¿Conque esas tenemos? —replicó el faraón—. ¿Quién es el Señor para que yo tenga que obedecerlo y dejarlos ir? Yo no conozco al tal Señor, así que no dejaré salir a Israel.


Los ojos altivos, el corazón orgulloso y las malas acciones son pecado.


Hay quienes se creen más que los demás y a todos miran con desprecio.


Porque si tengo mucho, quizá te desconozca y diga: ¿Quién es el Señor? Y si tengo poco, quizá robe y deshonre así tu santo nombre.


del altanero, el que ama la mentira, del malvado,


Como Dios no castiga instantáneamente a los pecadores, la gente cree que puede hacer el mal impunemente.


porque el día viene en que sus altivas miradas serán humilladas; sólo el Señor será exaltado.


Hasta la mirada de sus rostros los traiciona y pone de manifiesto su culpa. Y se vanaglorian de que su pecado es igual al pecado de Sodoma. ¡Ni vergüenza les da! ¡Qué catástrofe! Se han acarreado su propia condenación.


Sus pies corren hacia el mal y se apresuran a cometer homicidio; sólo piensan en pecar y a dondequiera que van dejan un rastro de dolor y de muerte.


Pero mi propio pueblo —no obstante que el día entero he tenido los brazos abiertos para recibirlos— se ha rebelado; sigue sus propias sendas y pensamientos perversos.


Oh pueblo mío, dime: ¿He sido acaso injusto con Israel? ¿He sido para ellos como tierra mala y egoísta? ¿Por qué entonces dice mi pueblo: «Por fin nos vemos libres de Dios, jamás volveremos a tener nada con él?».


¡Oh Jerusalén, pon en orden tu vida mientras haya tiempo; aún puedes salvarte cambiando tu conducta y modo de pensar!


En aquel día buscaré cuidadosamente por toda Jerusalén a todos los tramposos, castigaré a los que reposan tranquilos después del robo; también a los que se atreven a pensar que el Señor no interviene ni para bien ni para mal.


Ustedes, los humildes del país, los que aun procuran vivir de acuerdo a las instrucciones del Señor, practiquen la justicia y vivan con humildad. Quizá así puedan ser salvados el día en que el Señor desate su castigo.


En efecto, de adentro, del corazón humano, salen los malos pensamientos, la inmoralidad sexual, los robos, los asesinatos,


Arrepiéntete de esta maldad y ora. Quizás Dios te perdone los malos pensamientos,


Sin embargo, aunque lo sabían muy bien, no quisieron ni adorar a Dios ni darle gracias. Al contrario, se pusieron a concebir ideas estúpidas y, en consecuencia, sus necios entendimientos se oscurecieron.


A tal grado llegaron que, al no querer ni siquiera tener en cuenta a Dios, él los abandonó para que hicieran lo que sus mentes corruptas pudieran concebir.


Recuerden que en aquellos días ustedes vivían alejados del Mesías, excluidos de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa. Vivían en el mundo sin Dios y sin esperanza.


caigas en el orgullo y te olvides del Señor tu Dios que te sacó de la esclavitud en la tierra de Egipto. Por eso, ten mucho cuidado, ¡no te olvides del Señor tu Dios,


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