Biblia Todo Logo
Bíobla ar líne

- Fógraí -





Salmos 10:14 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

14 Señor, tú ves todos los problemas y el dolor que han causado. Castígalos, pues, Oh, Señor; el huérfano se encomienda en tus manos; tú eres auxilio del desvalido.

Féach an chaibidil Cóip


Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

14 Tú lo has visto; porque miras el trabajo y la vejación, para dar la recompensa con tu mano; A ti se acoge el desvalido; Tú eres el amparo del huérfano.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Nueva Traducción Viviente

14 Pero tú ves los problemas y el dolor que causan; lo tomas en cuenta y los castigas. Los indefensos depositan su confianza en ti; tú defiendes a los huérfanos.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Católica (Latinoamericana)

14 Pero tú has visto la pena y el dolor, los miras y los recoges en tus manos. A ti el desamparado se encomienda, a ti que al huérfano socorres.

Féach an chaibidil Cóip

La Biblia Textual 3a Edicion

14 r Sin embargo Tú lo ves, Porque observas el agravio y la vejación, Para retribuirlo con tu mano. ¡A ti se encomienda el desvalido! ¡Tú eres el defensor del huérfano!

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Serafín de Ausejo 1975

14 Res. Tú mismo puedes ver, observar el pesar y la aflicción y tomarlos en tus manos. A ti el pobre se abandona, al huérfano eres tú quien le socorre.

Féach an chaibidil Cóip




Salmos 10:14
35 Tagairtí Cros  

Entonces Dios oyó el clamor del niño, y el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo y le dijo: ―Agar, ¿qué te pasa? No tengas miedo. Dios ha oído el clamor del niño.


Entonces él me dijo: «Levanta la vista y observa que los machos que se unen a las hembras son manchados, rayados o moteados, porque estoy al tanto de lo que Labán te ha hecho. Yo soy el Dios que conociste en Betel, el lugar donde ungiste la piedra e hiciste voto de servirme. Deja ahora este país y vete a la tierra de tu nacimiento».


Quizá el Señor tenga en cuenta mi profundo dolor, y en vez de maldiciones envíe bendiciones sobre mí.


“Yo vengaré el asesinato de Nabot y de sus hijos en su misma propiedad”. ¡Así que arroja el cadáver en el campo de Nabot, como el Señor dijo!


De esta manera retribuyó el rey Joás el amor y la lealtad de Joyadá, matando a su hijo. Las últimas palabras de Zacarías al morir fueron: «Señor, mira lo que están haciendo y retribúyeles conforme a su acción».


te pedimos que oigas desde el cielo y lo castigues en caso de que esté mintiendo, y que de lo contrario, lo declares inocente.


El Señor protege al extranjero, y cuida al huérfano y a la viuda pero desbarata los planes de los malvados.


No me abandones ahora, cuando la tribulación está próxima y ningún otro puede ayudarme.


No me entregaste a mi enemigo sino que me pusiste en un lugar seguro.


Señor, tú lo sabes todo. ¡No te calles! ¡No me abandones ahora!


Lleva tus cargas al Señor, él te sostendrá. No permitirá que el santo resbale o caiga.


Él es padre del huérfano; él hace justicia a las viudas, es Dios en su santa morada.


Él da familia al solitario y da libertad a los encarcelados, y estos cantan con júbilo. Mas a los rebeldes da hambre y tribulación.


Los miró desde lo alto y decidió ayudarlos.


»No hagan daño alguno a la viuda o al huérfano.


Si toman su túnica como prenda, deberán devolvérsela en la noche.


El Señor destruye la casa del orgulloso, pero protege la propiedad de la viuda.


Los ojos del Señor miran por todas partes, y vigilan a los buenos y a los malos.


¡Ay! ¿Qué harán cuando yo los visite en el día en que de lejanas tierras haga caer sobre ustedes la desolación? ¿A quién se volverán entonces en busca de socorro? ¿En dónde pondrán a salvo sus tesoros?


Porque para nada los pierdo de vista y estoy atento a todas las maldades que cometen. Es inútil que intenten ocultarse de mí.


¿Podrá alguien ocultarse de mí? ¿No estoy yo acaso en todas partes, en el cielo y en la tierra?


(Pero yo cuidaré de tus huérfanos que queden, y haré que sus viudas confíen en mí).


Los ejércitos destructores enemigos llegan y matan a sus valientes; todas sus armas se les rompen a los babilonios en las manos, porque el Señor es buen pagador y le da a Babilonia su merecido.


Tú has visto el mal que me han hecho, Señor, sé mi juez y hazme justicia.


Has visto con que violencia me persiguen mis enemigos.


Asiria no nos puede salvar, ni tampoco nuestra poderosa caballería; nunca más confiaremos en los ídolos que hemos hecho con nuestras manos, pues solamente en ti, Señor, los huérfanos encuentran misericordia».


Entonces el Señor dirá: «¡Yo te curaré de la idolatría y de la infidelidad, y mi amor no conocerá límites, pues mi cólera se habrá aplacado para siempre!


¡Tiro y Sidón, no traten de meterse en este asunto! ¿Están tratando de vengarse de mí, ustedes ciudades de Filistea? ¡Cuidado, pues yo me desquitaré rápidamente y devolveré el mal que quieren hacer sobre sus propias cabezas!


Tú eres tan puro que no toleras a los que hacen maldades, ni te quedas callado ante la injusticia. ¿Acaso permitirás que esos traidores se salgan con la suya? ¿Te quedarás callado viendo cómo los malos acaban con los que son justos?


que hace justicia a los huérfanos y a las viudas; que ama al exiliado y le da alimento y vestido.


Por ese motivo padezco estos sufrimientos. Mas no me avergüenzo, porque sé en quién he creído, y estoy seguro de que puede guardar lo que le he encomendado hasta el día de su retorno.


Nada de lo que él ha creado puede esconderse de aquel a quien tendremos que rendir cuentas de nuestros hechos.


Así pues, los que sufren porque Dios así lo quiere, sigan haciendo el bien y entréguense a su Creador, porque él es fiel.


Dejen en las manos de Dios todas sus preocupaciones, porque él cuida de ustedes.


«Setenta reyes sin pulgares en las manos y los pies recogían migajas debajo de mi mesa» —dijo Adoní Bézec—. Ahora el Señor me ha pagado con lo mismo. Después lo llevaron a Jerusalén y allí murió.


Lean orainn:

Fógraí


Fógraí