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Rut 2:2 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

2 Un día Rut le dijo a Noemí: ―Quizás yo pueda ir a los campos de algún hombre bondadoso para recoger algunas de las gavillas que quedan tras los segadores. Y Noemí dijo: ―Muy bien, hija mía, ve a hacer lo que has dicho.

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Biblia Reina Valera 1960

2 Y Rut la moabita dijo a Noemí: Te ruego que me dejes ir al campo, y recogeré espigas en pos de aquel a cuyos ojos hallare gracia. Y ella le respondió: Ve, hija mía.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Un día Rut la moabita le dijo a Noemí: —Déjame ir a los campos de cosecha a ver si alguien en su bondad me permite recoger las espigas de grano dejadas atrás. Noemí respondió: —Está bien, hija mía, puedes ir.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Rut le pidió permiso a Noemí para ir a recoger espigas donde pudiera hacerlo sin problemas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Y Rut la moabita dijo a Noemí: Te ruego que me dejes ir al campo, y rebuscaré° espigas detrás de cualquiera ante cuyos ojos halle gracia. Y ella le respondió: Ve, hija mía.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Rut, la moabita, dijo a Noemí: 'Permíteme ir al campo a recoger espigas tras de aquel a cuyos ojos hallare yo favor'. Ella le respondió: 'Vete, hija mía'.

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Rut 2:2
9 Tagairtí Cros  

Los mensajeros volvieron con la noticia de que Esaú estaba en camino para encontrarse con Jacob, ¡con cuatrocientos hombres!


Lo mismo harán con sus viñedos. No recogerán las uvas que queden en la mata después de la cosecha, ni las que hayan caído al suelo. Déjenlas para los pobres y para los extranjeros, porque yo soy el Señor su Dios.


»No acusen falsamente de algún delito a su prójimo, porque yo soy el Señor.


»Cuando cosechen sus campos, no arranquen las espigas que están a la orilla del campo, ni recojan las espigas que hayan caído al suelo.


»Cuando cosechen el producto de la tierra, no lo harán hasta el último rincón del campo, ni recogerán el grano caído, sino que lo dejarán para los pobres y para los extranjeros que vivan en medio de ustedes y que no tienen tierra de su propiedad. Yo soy el Señor su Dios.


Y así lo hizo. Ocurrió que el campo en que ella entró a espigar pertenecía a Booz el pariente del marido de Noemí.


Me pidió permiso esta mañana para recoger las gavillas que se les caían a los segadores, y ha estado recogiéndolas desde entonces, salvo unos pocos minutos que estuvo descansando a la sombra.


―¡Oh, gracias, señor! —exclamó ella, y regresó muy alegre y comenzó a comer nuevamente.


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