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Proverbios 15:32 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

32 El que rechaza la corrección se daña él mismo; el que atiende la reprensión gana entendimiento.

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Biblia Reina Valera 1960

32 El que tiene en poco la disciplina menosprecia su alma; Mas el que escucha la corrección tiene entendimiento.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

32 Si rechazas la disciplina, solo te harás daño a ti mismo, pero si escuchas la corrección, crecerás en entendimiento.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

32 El que desprecia la corrección se perjudica a sí mismo, el que escucha los consejos forma su conciencia.

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La Biblia Textual 3a Edicion

32 Quien rechaza la corrección menosprecia su alma, Quien escucha la amonestación adquiere cordura.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

32 Quien rechaza la instrucción desprecia su vida, quien escucha la reprensión se hace sensato.

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Proverbios 15:32
27 Tagairtí Cros  

pues has rechazado mi disciplina, y menospreciado mis leyes.


Lo primero que hay que hacer para empezar a ser sabios, es honrar al Señor. Sólo los necios desprecian la sabiduría y la disciplina.


El que acepta la corrección, va camino a la vida; el que la rechaza, va camino a la perdición.


El que rechaza la corrección caerá en pobreza y deshonra; el que la acepta, recibirá grandes honores.


El corazón sabio busca el conocimiento, pero la boca de los necios se alimenta de necedades.


El necio se alegra en su falta de juicio; el inteligente corrige sus propios pasos.


El que escucha la corrección que da la vida, habitará entre los sabios.


El honrar al Señor enseña sabiduría; primero viene la humildad y luego la honra.


El necio menosprecia la corrección de su padre; el que la toma en cuenta demuestra inteligencia.


¿De qué le sirve al necio tener dinero? ¿Podría comprar con eso sabiduría, si no tiene entendimiento?


El inteligente adquiere conocimiento, el sabio escucha atentamente para encontrarlo.


Escucha el consejo y acepta la corrección, y llegarás a ser sabio.


El hombre que rechaza la corrección será destruido de repente y sin remedio.


Mejor es la censura del sabio que la alabanza del necio.


Oh pueblo mío, ¿no han recibido suficiente castigo? ¿Por qué obligarme a azotarlos una y otra vez? ¿Es su intención ser rebeldes toda la vida? De la cabeza a los pies están enfermos, débiles y desfallecidos, cubiertos de magulladuras, verdugones y heridas infectadas, sin ungir ni vendar.


Hasta la mirada de sus rostros los traiciona y pone de manifiesto su culpa. Y se vanaglorian de que su pecado es igual al pecado de Sodoma. ¡Ni vergüenza les da! ¡Qué catástrofe! Se han acarreado su propia condenación.


Señor, tú no aceptas sino la verdad. Castigándolos has tratado de hacer que reflexionen y sean honrados, pero no quieren cambiar. Los has arruinado, pero no escarmientan y se niegan a dejar su conducta malvada. Con el rostro como dura piedra por su terquedad, están empecinados en no arrepentirse.


»Si un hombre tiene un hijo soberbio y rebelde que no obedece a su padre ni a su madre aun cuando ellos lo hayan castigado,


y declararán: “Este hijo nuestro es soberbio y rebelde, y no obedece, es glotón y borracho”.


Asegúrense de que a nadie le falte el amor de Dios; de que ninguna raíz amarga brote y cause problemas y envenene a muchos.


Pongan en práctica la palabra y no se limiten a sólo escucharla pues de otra manera se engañan ustedes mismos.


Como yo disciplino y castigo a los que amo, tendré que castigarte si no abandonas esa indiferencia y te arrepientes.


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