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Proverbios 14:32 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

32 Al malvado lo aplasta su propia maldad; al justo lo protege su justicia.

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Biblia Reina Valera 1960

32 Por su maldad será lanzado el impío; Mas el justo en su muerte tiene esperanza.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

32 Los perversos son aplastados por el desastre, pero los justos tienen un refugio cuando mueren.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

32 Al malvado lo derriba su propia malicia; el justo está seguro hasta en la muerte.

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La Biblia Textual 3a Edicion

32 Por su propia maldad será derribado el impío, Pero el justo tiene esperanza aun en su muerte.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

32 Por su maldad es hundido el malvado, el justo se refugia en su inocencia.

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Proverbios 14:32
29 Tagairtí Cros  

Dios puede matarme por decirlo, y probablemente lo haga. No obstante, voy a defender mi caso con él.


Será echado del reino de la luz y lanzado a las tinieblas, y expulsado del mundo.


Me has dejado saborear los gozos de la vida y los exquisitos placeres de tu presencia eterna.


Pero yo en justicia contemplaré tu rostro; me bastará con verte cuando despierte.


Aun cuando atraviese el negro valle de la muerte, no tendré miedo, pues tú irás siempre muy junto a mí. Tu vara de pastor y tu cayado me protegen y me dan seguridad.


¡Observa al bueno, al inocente, al recto, porque les espera un gran porvenir a aquellos que aman la paz! ¡Para él hay un fin venturoso!


Dios raerá tanto a los viejos como a los jóvenes. Los destruirá más pronto de lo que tarda la olla en sentir el fuego de espinos en el fogón.


Seguirás guiándome toda mi vida con tu sabiduría y consejo; y después me recibirás en la gloria.


La justicia endereza el camino de los rectos, pero los malvados caerán por sus mismos pecados.


La sabiduría habita en el corazón de los sabios, pero los necios no la conocen.


porque puede que caigan siete veces, pero cada vez que caigan se levantarán; pero a los malvados les bastará una sola caída para hundirse en la desgracia.


Al malvado lo tienen atrapado sus propios pecados, son cuerdas que lo atan y retienen.


Por eso será destruido de repente; en un instante quedará arruinado sin esperanza de recuperarse.


«Ahora, Soberano Señor, tu palabra se ha cumplido: ya puedes dejar que este tu siervo muera en paz,


Jesús les dijo una vez más: ―Yo me voy, y ustedes me buscarán, pero morirán en su pecado. A donde yo voy, ustedes no pueden ir.


Por eso les dije que morirán en sus pecados. Pues si no creen que yo soy el que afirmo ser, morirán en sus pecados.


¿Acaso no tiene Dios el mismo derecho de desatar su ira y su poder contra los que merecían su castigo y estaban preparados para destrucción, con los cuales ya había sido muy paciente?


Nos pareció que estábamos ya sentenciados a muerte. Pero eso sucedió para que no confiáramos en nosotros mismos sino en Dios, que puede hasta resucitar a los muertos.


Así que tenemos confianza. ¡Preferimos morir e irnos a morar junto con el Señor!


Porque para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia.


Realmente me es difícil elegir cualquiera de las dos posibilidades. Deseo morir y estar con Cristo, que es muchísimo mejor;


Cuando la gente esté diciendo: «Hay paz y seguridad», entonces, de repente vendrá sobre ellos la destrucción. Llegará como le llegan a la mujer embarazada los dolores de parto. No habrá forma de que escapen.


El Señor me librará de todo mal y me preservará para su reino celestial. A él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.


Oí entonces una voz que me decía desde el cielo: «Escribe esto: ¡Dichosos los que de ahora en adelante mueren unidos al Señor —dice el Espíritu—, porque cesarán para ellos las penas y las tareas, y Dios los premiará por sus acciones».


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