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Números 16:9 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

9 ―¿Te parece poco, Coré, que el Dios de Israel te haya escogido de entre todo el pueblo de Israel para estar junto a él mientras haces tus trabajos en el santuario del Señor, y que puedas presentarte delante del pueblo para ministrar en su favor?

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Biblia Reina Valera 1960

9 ¿Os es poco que el Dios de Israel os haya apartado de la congregación de Israel, acercándoos a él para que ministréis en el servicio del tabernáculo de Jehová, y estéis delante de la congregación para ministrarles,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 ¿Les parece de poca importancia que el Dios de Israel los escogiera de entre toda la comunidad israelita para estar cerca de él de manera que sirvan en el tabernáculo del Señor y que estén delante de los israelitas para ministrarles?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 ¿Les parece poco que el Dios de Israel los haya separado de la comunidad de los israelitas, y que los haya hecho acercarse a El para que sirvan en la Morada de Yavé y así aseguren el culto en nombre de la comunidad?

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 ¿Es poco para vosotros que el Dios de Israel os haya separado de la asamblea de Israel para aproximaros a Él para servir en la obra del Tabernáculo de YHVH, y manteneros al frente de la asamblea para ministrarles?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 ¿os parece poco que el Dios de Israel os haya separado de la comunidad de los israelitas para poneros junto a él, para que le prestéis servicio en el santuario de Yahveh y para que estéis al frente de la comunidad a fin de atender al culto en su nombre?

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Números 16:9
20 Tagairtí Cros  

Pero Lea, disgustada, le respondió: ―¿No crees que es suficiente con que me hayas robado a mi marido, para que ahora quieras quedarte con las mandrágoras que me ha traído mi hijo? Raquel entonces le dijo con tristeza: ―Si me das las mandrágoras, te prometo que Jacob dormirá contigo esta noche.


Y ahora, además de todo, hablas de darme una dinastía eterna. Tu generosidad es superior a lo que de un hombre se pudiera esperar. Mi Señor y Dios


Y envió esta orden a los levitas consagrados que enseñaban por todo Israel: «Puesto que el cofre está ahora en el templo que edificó Salomón, y ustedes no necesitan transportarlo sobre sus hombros, dediquen el tiempo a servir al Señor y a su pueblo.


En aquel día se nombraron a las personas que se harían cargo de los tesoros, las ofrendas mecidas, los diezmos y las primicias. Tendrían la tarea de recolectarlas de los campos pertenecientes a las poblaciones, como lo estipulan las leyes de Moisés. Estas ofrendas estaban destinadas a los sacerdotes y levitas, porque el pueblo de Judá los apreciaba mucho por el servicio que ofrecían.


Entonces Isaías respondió: ―Oh casa de David, no te basta con agotarme la paciencia, ¡tienes que agotársela también a Dios!


¿Es poca cosa para ustedes, oh malos pastores, que no sólo han guardado los mejores pastos para ustedes, sino que han hollado también el resto? ¿Les parece justo que después de beber el agua clara hayan enturbiado el resto con sus pies para que el rebaño débil beba sólo agua sucia?


Los hijos de Sadoc entrarán a mi santuario y vendrán a mi mesa para oficiar ante mí; ellos cumplirán mis requisitos.


Las tiendas de campaña de los levitas estarán situadas en torno al santuario para proteger al pueblo de la ira de Dios».


―¿Es poco —dijeron burlonamente— que nos haya sacado de Egipto, tierra que fluye leche y miel, para hacernos morir en este desierto terrible? ¡Y ahora quieres convertirte en nuestro rey!


«Convoca a la tribu de Leví y preséntalos a Aarón, para que sean sus ayudantes.


Un día en que estos hombres estaban adorando al Señor y ayunando, el Espíritu Santo dijo: ―Apártenme a Bernabé y a Saulo para la tarea a la que los he llamado.


¿Qué de mí? En realidad no me interesa lo que opinen ustedes de mí, ni lo que opine nadie. No confío ni siquiera en mi propia opinión al respecto.


Allí fue donde el Señor apartó a la tribu de Leví para que llevara el cofre de la alianza del Señor. Esa tribu debía estar en la presencia del Señor, para estar a su servicio y para bendecir al pueblo en nombre de Dios, hasta el presente.


Pero David contestó: ―¿Cómo puede un hombre como yo, de familia humilde, obtener una dote para casarse con la hija de un rey?


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