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Nehemías 9:4 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

4 En las gradas, los levitas Jesúa, Baní, Cadmiel, Sebanías, Buní, Serebías, Baní y Quenaní alababan al Señor su Dios con cánticos de gozo.

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Biblia Reina Valera 1960

4 Luego se levantaron sobre la grada de los levitas, Jesúa, Bani, Cadmiel, Sebanías, Buni, Serebías, Bani y Quenani, y clamaron en voz alta a Jehová su Dios.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Los levitas —Jesúa, Bani, Cadmiel, Sebanías, Buni, Serebías, Bani y Quenaní— estuvieron de pie en la escalera de los levitas y clamaron al Señor su Dios en voz alta.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Josué, Binuí, Cadmiel, Sebanías, Buni, Serebías, Bani, Quenani, se instalaron en el estrado de los levitas y con fuerte voz clamaron a Yavé su Dios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Luego subieron al estrado de los levitas, Jesuá, Bani, Cadmiel, Sebanías, Buni, Serebías, Bani y Quenani, y clamaron a gran voz a YHVH su Dios.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Josué, Baní, Cadmiel, Sebanías, Buní, Serebías, Baní y Quenaní subieron al estrado de los levitas e invocaron a Yahveh, su Dios, en alta voz.

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Nehemías 9:4
13 Tagairtí Cros  

Los levitas del clan de Coat y del clan de Coré se pusieron de pie para adorar al Señor, Dios de Israel, con cánticos de alabanza.


Los levitas que fueron con ellos son los siguientes: Jesúa, Binuy, Cadmiel, Serebías, Judá y Matanías, que era el que estaba a cargo del culto de acción de gracias, junto con sus compañeros.


Luego había un grupo de levitas que trabajaban bajo la supervisión de Rejún hijo de Baní. A continuación estaba Jasabías, gobernador de la mitad del distrito de Queilá, que hizo la reconstrucción de la muralla en su propio distrito.


Mientras Esdras leía el rollo, Jesúa, Baní, Serebías, Jamín, Acub, Sabetay, Hodías, Maseías, Quelitá, Azarías, Jozabed, Janán y Pelaías iban por entre el pueblo y explicaban el sentido de los pasajes que se estaban leyendo.


Y los levitas Jesúa, Cadmiel, Baní, Jasabnías, Serebías, Hodías, Sebanías y Petaías clamaron: «Pónganse de pie y adoren al Señor nuestro Dios, porque él vive desde la eternidad y hasta la eternidad. ¡Alaben su glorioso Nombre! Su gloria excede a cualquier bendición o alabanza.


¡Señor, desde lo profundo de mi desesperación clamo a ti pidiendo ayuda!


Clamé al Señor a voz en cuello, y él me respondió desde su monte santo.


Clamo al Señor; para que él me escuche.


¡Por más que grite y clame no me pone nada de atención!


Después de decir esto, gritó con todas sus fuerzas: ―¡Lázaro, sal de ahí!


Luego cayó de rodillas y gritó: ―¡Señor, no les tomes en cuenta este pecado! Y al terminar de pronunciar aquellas palabras, murió.


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