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Nehemías 4:10 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

10 Como si eso fuera poco, los de Judá comenzaron a quejarse, y decían: «Los cargadores están muy cansados, y todavía quedan muchos escombros para botar. ¡Jamás podremos reconstruir la muralla!».

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

10 Y dijo Judá: Las fuerzas de los acarreadores se han debilitado, y el escombro es mucho, y no podemos edificar el muro.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Entonces el pueblo de Judá comenzó a quejarse: «Los trabajadores se están cansando, y los escombros que quedan por sacar son demasiados. Jamás podremos construir la muralla por nuestra cuenta».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Pero desde ese día, la mitad de mis hombres trabajaba y la otra, armada con lanzas, escudos, arcos y corazas, se mantenía detrás de los judíos que trabajaban en la muralla.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Y los de Judá dijeron: Desfallecen ya las fuerzas de los cargadores, y los escombros son muchos, por lo que no seremos capaces de reedificar el muro.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Y desde aquel día la mitad de mis hombres trabajaba en la obra, mientras la otra mitad estaba sobre las armas con lanzas, escudos, arcos y corazas. Los jefes estaban con toda la casa de Judá,

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Nehemías 4:10
10 Tagairtí Cros  

De ellos asignó setenta mil como cargadores, a ochenta mil los envió a las montañas a cortar piedras, y a tres mil seiscientos los puso como capataces.


Otros levitas supervisaban a los jornaleros que llevaban los materiales para los obreros especializados. Otros ayudaban en las cuentas, como capataces y como porteros.


Mientras tanto, nuestros enemigos estaban planeando caer sobre nosotros y matarnos, para poner fin a nuestro trabajo.


Delante de sus amigos y de los oficiales del ejército samaritano, dijo: ―¿Qué hace ese grupito de judíos pobres y débiles? ¿Piensan que se les permitirá reconstruir, para que vuelvan a ofrecer sus sacrificios? ¿Acaso creen que ese trabajo lo pueden terminar en un día? ¡Miren las piedras calcinadas que están sacando de la basura para volverlas a usar!


Pero nosotros oramos a nuestro Dios y colocamos guardias que vigilaran de día y de noche.


«Hombre mortal, el ejército del rey Nabucodonosor de Babilonia peleó fuertemente contra Tiro. Las cabezas de los soldados se volvieron calvas de llevar pesados cestos de tierra sobre ellas; sus hombros estaban pelados y ampollados por el peso de las piedras acarreadas para poner el sitio. Y Nabucodonosor no recibió ninguna compensación y no pudo pagar al ejército por todo este trabajo.


El Señor Todopoderoso les preguntó: «¿Por qué andan todos diciendo que todavía no es tiempo de reedificar mi templo en Jerusalén?».


―No podremos luchar contra un pueblo tan poderoso —respondieron los otros espías.


pero cuando acabaron la investigación y regresaron del valle de Escol, desalentaron al pueblo, y este no quiso entrar en la Tierra prometida.


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