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Nehemías 1:11 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

11 Señor, escucha mi oración. Escucha la oración de quienes se deleitan en darte gloria y honra. Te ruego que me permitas tener éxito cuando me presente ante el rey con mi petición. Haz que el rey me atienda y me trate bien». Yo era entonces copero del rey.

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Biblia Reina Valera 1960

11 Te ruego, oh Jehová, esté ahora atento tu oído a la oración de tu siervo, y a la oración de tus siervos, quienes desean reverenciar tu nombre; concede ahora buen éxito a tu siervo, y dale gracia delante de aquel varón. Porque yo servía de copero al rey.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 ¡Oh Señor, te suplico que oigas mi oración! Escucha las oraciones de aquellos quienes nos deleitamos en darte honra. Te suplico que hoy me concedas éxito y hagas que el rey me dé su favor. Pon en su corazón el deseo de ser bondadoso conmigo». En esos días yo era el copero del rey.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 ¡Oh Señor, escucha atentamente la oración de tu servidor, la oración de tus servidores que encuentran su alegría en temer tu Nombre, haz que hoy le vaya bien a tu servidor y que pueda conquistar el corazón del rey'. Por ese entonces yo estaba cerca del rey, pues le preparaba sus bebidas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Te ruego, oh YHVH, esté atento ahora tu oído a la oración de tu siervo y a la oración de tus siervos que se complacen en temer tu Nombre, y da prosperidad, te lo ruego, a tu siervo hoy, y concédele gracia delante de este hombre. (Entonces yo era el copero del rey.)

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Ahora, oh Señor, esté atento tu oído a la oración de tu siervo, a la oración de tus siervos, que se complacen en reverenciar tu nombre. Concede a tu siervo que hoy tenga éxito y que halle clemencia ante ese hombre'. Yo era entonces copero del rey.

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Nehemías 1:11
27 Tagairtí Cros  

»Pues bien, esta tarde, cuando llegué al manantial, hice la siguiente oración: “Señor, Dios de mi amo Abraham, si tú me estás guiando para que mi misión tenga éxito, guíame en la forma siguiente:


¡Te suplico que me libres del furor de mi hermano Esaú! Tengo miedo, un miedo terrible de que él venga a matarme, y mate también a estas mujeres y a sus hijos.


―Ese ya no será tu nombre —le dijo el varón—. A partir de hoy te llamarás Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres, y has ganado.


Mucho tiempo después, el jefe de los panaderos y el jefe de los coperos que servían al rey de Egipto, hicieron algo que lo ofendió.


Por eso, el faraón se enojó con ellos y los mandó a la misma cárcel en donde estaba José, es decir, en la casa del capitán de la guardia.


Entonces el faraón colocó de nuevo al jefe de los coperos en su cargo,


Sin embargo, el jefe de los coperos se olvidó por completo de José.


Entonces el jefe de los coperos le dijo al faraón: ―Hoy recuerdo mi falta.


¡Quiera el Dios Todopoderoso que aquel hombre les tenga misericordia, para que le dé la libertad a Simeón y deje volver a Benjamín! Y si debo sufrir el dolor de la muerte de ellos, que así sea.


»Dios mío, te pido que estés vigilante y atento a todas las oraciones dirigidas a ti en este lugar.


Durante el primer año del reinado del rey Ciro, de Persia, el Señor hizo que el rey promulgara un decreto, tanto de forma oral como por escrito, permitiendo que los cautivos de Judá pudieran regresar a su tierra. De esa manera el Señor cumplió lo que había dicho por medio del profeta Jeremías. Este decreto, que se dio a conocer en todo el imperio persa, decía:


Esdras, que llegó de Babilonia, era un maestro muy versado en las leyes que el Señor había dado al pueblo de Israel por medio de Moisés. Pidió que se le permitiera regresar a Jerusalén, y el rey le concedió su petición, porque Esdras contaba con la ayuda del Señor.


Escucha lo que yo te digo. Mírame y ve que noche y día oro por el pueblo de Israel. Confieso que hemos pecado contra ti. Yo mismo y mi pueblo hemos pecado. No hemos obedecido los mandamientos, estatutos y preceptos que nos entregaste por medio de tu siervo Moisés.


Cuatro meses después, un día de abril, yo estaba sirviendo el vino al rey;


Y otra carta para Asaf, administrador de los bosques del rey, para que me dé madera para reparar las puertas de la fortaleza que está junto al templo, para las murallas de la ciudad, y para mi propia casa. El rey me concedió todas estas peticiones, porque Dios me estaba prestando su benigna ayuda.


Hizo que quienes los tenían cautivos, les tuvieran compasión.


Escucha mi lamento, Señor. Atiende mi oración.


Porque tú has escuchado mis votos, Dios, y me has dado la bendición que guardas para quienes temen tu nombre.


Escucha atentamente mi oración, oh Dios. Escucha mi urgente clamor.


»Pues despreciaron la sabiduría y no quisieron honrar al Señor;


El corazón del rey es como un río en las manos del Señor, él lo dirige adonde él quiere.


Y tendré misericordia de ustedes volviéndolo a él benigno hacia ustedes, de modo que no los mate ni los someta a esclavitud, sino que los dejará permanecer aquí en la tierra de ustedes.


Entonces los que respetaban y amaban al Señor hablaron de él a sus compañeros. Y el Señor anotó en un libro de memorias los nombres de los que honran y respetan su fama.


Oren por nosotros, pues estamos seguros de tener la conciencia tranquila y queremos portarnos bien en todo.


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