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Miqueas 4:13 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

13 ¡Levántate y trilla, hija de Sion! Pues el Señor te dice: «Yo te daré mucho poder, como si tuvieras cuernos de hierro y cascos de bronce, y desmenuzarás con ellos a muchos pueblos; y te daré sus riquezas para que me las entregues como ofrenda a mí, que soy el Señor de toda la tierra».

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Biblia Reina Valera 1960

13 Levántate y trilla, hija de Sion, porque haré tu cuerno como de hierro, y tus uñas de bronce, y desmenuzarás a muchos pueblos; y consagrarás a Jehová su botín, y sus riquezas al Señor de toda la tierra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

13 «¡Levántate y aplasta a las naciones, oh Jerusalén! —dice el Señor—. Pues te daré cuernos de hierro y pezuñas de bronce, para que pisotees a muchas naciones hasta reducirlas a polvo. Presentarás al Señor las riquezas mal habidas de esas naciones, sus tesoros al Señor de toda la tierra».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

13 ¡Levántate, pues, y aplástalos con tus pies, hija de Sión, porque te pondré cuernos de hierro, y pezuñas de bronce para que tritures a muchos pueblos! Entonces consagrarás sus despojos a Yavé, y sus riquezas serán para el Señor del mundo entero.

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La Biblia Textual 3a Edicion

13 ¡Levántate y trilla, oh hija de Sión!, Porque haré tus cuernos como el hierro, Y tus cascos como el bronce, Para que desmenuces a muchos pueblos, Y consagres a YHVH sus despojos, Y sus riquezas al Señor de toda la tierra.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

13 ¡Levántate y trilla, hija de Sión! Yo te daré cuernos de hierro. Haré de bronce tus pezuñas, y triturarás pueblos numerosos. Consagrarás a Yahveh sus despojos, y sus riquezas al Señor de toda la tierra.

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Miqueas 4:13
28 Tagairtí Cros  

A Dios pertenece la tierra. Suyo es cuanto ser habita en el mundo.


Los reyes de la tierra traen sus ofrendas a tu templo de Jerusalén.


Los reyes de Tarsis y de las costas remotas, le darán tributo. Los reyes de Sabá y Seba, todos traerán sus obsequios.


Pero vendrá el tiempo en que aquella vigorosa y potente nación terror de todos, lejanos y cercanos, (aquella nación conquistadora y destructora, cuya tierra dividen los ríos), traerá ofrendas al Señor Todopoderoso en Jerusalén, donde él ha puesto su nombre.


¡Oh pueblo mío, trillado y aventado, les he dicho cuanto el Señor Todopoderoso, el Dios de Israel, ha dicho!


Sin embargo ¡día lejano vendrá en que sus negocios rendirán fruto para el Señor! No estarán atesorados, sino que entonces se emplearán para obtener buen alimento y fina ropa para los sacerdotes del Señor.


Tienen agudas flechas, arcos curvados. Los cascos de sus caballos echan chispas y las ruedas de sus carros giran como el viento.


El rey Ciro es el hacha de guerra y la espada de Dios. Tú serás mi instrumento, dice el Señor, para despedazar a las naciones y destruir muchos reinos.


Porque el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel, dice: Babilonia es como trigo al que le van a quitar la paja; dentro de poco comenzarán a darle una paliza.


»Durante el gobierno de estos reyes, el Dios del cielo establecerá un reino que jamás será destruido, al que nadie jamás podrá conquistar. Este reino de Dios destruirá a todos estos reinos, pero él mismo permanecerá estable para siempre.


»Efraín era como una novilla muy dócil a la que le encantaba trillar el grano. Jamás lo he puesto bajo un yugo pesado, antes siempre le he perdonado su maldad. ¡Ahora sabrá lo que es la vida dura! ¡Ahora le pondré el yugo sobre su frágil cuello! Israel tendrá que arrastrar el arado y Judá preparará la tierra con gran fatiga».


Entonces, esa nación diezmada de Israel será para el mundo como un rocío suave que lo refresca, como lluvia sobre la hierba que cae sin que persona alguna intervenga. ¡Israel será una bendición para todas las naciones!


»Enojado has recorrido la tierra, y en tu cólera has aplastado las naciones.


Entonces todos los pueblos se juntarán para atacarla. Pero, en ese día, haré que Jerusalén sea como una piedra pesada a la que todos tratarán de levantar. Sin embargo, todos los que lo hagan van a fracasar, y quedarán aplastados debajo de ella.


»En ese tiempo haré que los jefes de Judá sean como un pequeño fuego que enciende un gran bosque, como antorcha encendida entre las gavillas de paja seca; acabarán con las naciones vecinas como lo hace el fuego con la paja, mientras Jerusalén quedará inconmovible, y volverá a ser habitada.


Entonces me dijo: «Representan a los dos ungidos que ayudan al Señor de toda la tierra».


Él me respondió: «Estos son los cuatro espíritus celestiales que están delante del Señor de toda la tierra; y ahora salen a recorrer la tierra.


Los domingos cada uno de ustedes aparte algo de lo que ganó durante la semana, y guárdelo. Así cuando yo llegue no tendrán que empezar la colecta.


Seas protegido con fuertes cerrojos de hierro y bronce, y tu fortaleza sea como el largo de tus días.


Pero todo el oro, la plata y los utensilios de bronce y de hierro serán consagrados al Señor y serán llevados a su tesorería».


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