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Miqueas 1:2 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

2 ¡Atención, todos los pueblos de la tierra! ¡Escuchen bien, habitantes de esta nación! Dios el Señor, desde su santo templo ha hecho acusaciones contra ustedes.

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Biblia Reina Valera 1960

2 Oíd, pueblos todos; está atenta, tierra, y cuanto hay en ti; y Jehová el Señor, el Señor desde su santo templo, sea testigo contra vosotros.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 ¡Atención! ¡Que todos los habitantes del mundo escuchen! Que oiga la tierra y todo lo que hay en ella. El Señor Soberano hace acusaciones en contra de ustedes; el Señor habla desde su santo templo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Que escuchen todos los pueblos; que ponga atención la tierra y todo lo que contiene, pues Yavé sale de su palacio santo para declarar en contra de ustedes.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 ¡Escuchad, pueblos todos! Atiende, oh tierra, y cuanto hay en ti, Sea Adonay YHVH testigo contra vosotros, Sí, Adonay desde su santo templo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 ¡Escuchad, pueblos todos! ¡Atiende, tierra, y cuanto contienes! Sea testigo el Señor Yahveh contra vosotros, el Señor desde su santo templo.

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Miqueas 1:2
33 Tagairtí Cros  

―Si tú vuelves en paz —respondió Micaías— será prueba de que el Señor no ha hablado por medio de mí. Entonces Micaías se volvió al pueblo que estaba parado cerca, y dijo: ―¡Tomen nota de lo que he dicho!


Micaías respondió: ―Si regresas sano y salvo, el Señor no ha hablado a través de mí. Entonces, dirigiéndose a los que lo rodeaban, recalcó: ―¡Tomen nota de lo que he dicho!


Pero el Señor está en su santo templo; aún reina desde el cielo, observa atentamente cuanto ocurre y a cada ser humano aquí en la tierra.


A Dios pertenece la tierra. Suyo es cuanto ser habita en el mundo.


Señor, alzo mis manos hacia tu santuario e imploro tu ayuda. ¡Ay, escucha mi clamor!


El Dios de dioses, el Señor, ha convocado a toda la humanidad, desde el oriente hasta el occidente.


Si tuviera hambre, no te lo diría; porque mío es el mundo y todo lo que en él hay.


¡Escucha, pueblo mío, que voy a hablar! Estas son mis acusaciones en contra tuya, Israel. ¡Porque yo soy Dios, el Dios tuyo!


«A ustedes hombres, les hablo a todos ustedes; dirijo mis palabras a toda la humanidad.


Escuchen, cielo y tierra, lo que dice el Señor: Los hijos que crie y cuidé por tanto tiempo y tan tiernamente se han vuelto contra mí.


Cuando se alce mi estandarte de batalla sobre el monte, ¡sépase notificado el mundo entero! Cuando suene la trompeta, ¡escuchen!


Ya que el Señor Dios me ayuda, no me desanimaré. Esa es la razón por la que me mantengo firme como roca, y sé que venceré.


¡Ay tierra, tierra, tierra! ¡Escucha el mensaje del Señor!


Porque estos hombres han hecho algo terrible en mi pueblo. Han cometido adulterio con las esposas de sus vecinos y han mentido usando mi nombre. Lo sé bien, porque he visto todo cuanto hacen, dice el Señor».


Entonces le dijeron a Jeremías: ―Caiga sobre nosotros la maldición de Dios si rehusamos obedecer en todo lo que nos mande hacer.


»Cuando casi había perdido toda mi esperanza, mis últimos pensamientos los dirigí una vez más al Señor, y mi oración desesperada fue escuchada por él.


Los que confían en dioses falsos no saben lo que se están perdiendo; desprecian el inmenso amor de Dios.


»En cambio, el Señor está en su santo templo, ¡guarden silencio respetuoso delante de él los habitantes de toda la tierra!».


Y todavía se atreven a preguntar: «¿Por qué nos ha abandonado Dios?». Les diré por qué: Porque el Señor ha visto que ustedes no han cumplido su compromiso con aquellas mujeres con quienes se casaron cuando eran jóvenes.


«Dentro de poco tiempo vendré y los juzgaré. Testificaré prontamente contra los hechiceros, contra los adúlteros, contra los mentirosos, contra los que roban a sus jornaleros, contra los que oprimen a las viudas y a los huérfanos, y contra los que son injustos con los extranjeros, sin tener temor de mí. Lo digo yo, el Señor Todopoderoso.


«Escuchen, cielos y tierra. Escuchen lo que tengo que decir.


El que tenga oídos, escuche lo que el Espíritu dice a las iglesias: El que salga vencedor no sufrirá daño alguno de la segunda muerte.


El que tenga oídos, escuche lo que el Espíritu dice a las iglesias: El que salga vencedor comerá del maná escondido, y le daré una piedra blanca en la que habré grabado un nuevo nombre que sólo conoce el que lo recibe.


El que tenga oídos, escuche lo que el Espíritu dice a las iglesias.


El que tenga oídos, escuche lo que el Espíritu dice a las iglesias: Al que salga vencedor le daré a comer del fruto del árbol de la vida que está en medio del paraíso de Dios.


El que tenga oídos, escuche lo que el Espíritu dice a las iglesias.


El que tenga oídos, escuche lo que el Espíritu dice a las iglesias».


El que tenga oídos, escuche lo que el Espíritu dice a las iglesias.


―Te lo juramos —respondieron—. Lo prometemos con un juramento solemne.


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