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Miqueas 1:12 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

12 El pueblo de Marot en vano anhela días mejores; sólo amargura les espera porque el Señor ha extendido su castigo hasta alcanzar a Jerusalén.

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Biblia Reina Valera 1960

12 Porque los moradores de Marot anhelaron ansiosamente el bien; pues de parte de Jehová el mal había descendido hasta la puerta de Jerusalén.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 El pueblo de Marot con ansias espera la ayuda. Sin embargo, solo le espera amargura, porque el juicio del Señor llega a las puertas de Jerusalén.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 ¿Cómo podría ser feliz la que habita en Marot, cuando la desgracia que viene de Yavé golpea la puerta de Jerusalén?

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 ¿Cómo espera el bien la que habita en Marot, Si de parte de YHVH ha bajado el mal hasta la puerta de Jerusalem?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 Ansiosamente esperan el bien los habitantes de Marot, cuando Yahveh ha hecho bajar la desdicha hasta la puerta de Jerusalén.

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Miqueas 1:12
9 Tagairtí Cros  

Por eso esperaba yo que me viniera lo bueno, pero me vino lo malo. Esperaba la luz y vinieron las tinieblas.


Yo formo la luz y hago las tinieblas. Yo envío los buenos tiempos y los malos. Yo, el Señor, soy el que hace esto.


«¡Oh Señor!», clamará el pueblo, «¿has rechazado por completo a Judá? ¿Aborreces a Jerusalén? ¿Tendremos de nuevo paz cuando pase el castigo? Nosotros pensábamos: Ahora por fin el Señor nos sanará y vendará nuestras heridas. Pero la paz no llegó y sólo reinan por todos lados la desesperación y el terror.


Esperábamos paz, y paz no hubo; buscábamos salud, y sólo hallamos desgracia».


¿Acaso no se asusta la gente cuando escucha sonar la alarma? ¿Acaso vendrá sobre la ciudad algún castigo que no lo haya mandado el Señor?


El motivo de mi tristeza es que Samaria ha sido herida de muerte, y no hay remedio que la cure. Y lo peor es que su mal ha llegado hasta Judá. ¡Se ha extendido hasta la entrada de Jerusalén, que es mi pueblo!


Pero ella contestaba: ―No me llamen Noemí. Llámenme Mara (Noemí significa “dulce”; Mara significa “amarga”), porque el Todopoderoso me ha dado gran amargura.


Elí esperaba a la orilla del camino para tener noticias de la batalla, porque su corazón temblaba pensando en la seguridad del cofre de Dios. Cuando llegó el mensajero del frente de batalla y contó lo ocurrido, se oyó un gran clamor en toda la ciudad.


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