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Mateo 8:16 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

16 Por la noche llevaron varios endemoniados a Jesús. Bastaba una sola palabra para que los demonios huyeran y los enfermos sanaran.

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Biblia Reina Valera 1960

16 Y cuando llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; y con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 Aquella noche, le llevaron a Jesús muchos endemoniados. Él expulsó a los espíritus malignos con una simple orden y sanó a todos los enfermos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Al atardecer le llevaron muchos endemoniados. Él expulsó a los espíritus malos con una sola palabra, y sanó también a todos los enfermos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 Al atardecer le trajeron muchos endemoniados, y con su° palabra echó los demonios y sanó a todos los enfermos,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 Llegada la tarde, le presentaron muchos endemoniados. Expulsó con su palabra a los espíritus y curó a todos los que estaban enfermos,

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Mateo 8:16
17 Tagairtí Cros  

Les dijo: «Yo soy el Señor su Dios. Si ustedes prestan atención a mi voz, y me obedecen y hacen lo que es bueno, no los dejaré sufrir las enfermedades que envié sobre los egipcios, porque yo soy el Señor que les da la salud».


Entonces le presentaron a un endemoniado, ciego y mudo. Jesús lo sanó y el hombre pudo ver y hablar.


Cuando Jesús llegó, encontró que una vasta multitud lo esperaba y, compadecido, sanó a los enfermos.


Jesús fue y la tocó, y la fiebre la dejó; y ella se levantó a servirlos.


Los que cuidaban los cerdos salieron corriendo y se fueron a la ciudad a contar lo sucedido,


Varios hombres le trajeron a un paralítico tendido en un camastro. Cuando Jesús vio la fe que tenían, dijo al enfermo: ―¡Ten ánimo, hijo! ¡Te perdono tus pecados!


Entonces llegaron cuatro hombres llevando a un paralítico.


―¡Sal de este hombre, espíritu inmundo! —le ordenó Jesús; y luego le preguntó: ―¿Cómo te llamas? El demonio le respondió: ―Legión, porque somos muchos.


Cuando Jesús vio que el gentío se agolpaba, reprendió al espíritu impuro con estas palabras: ―Espíritu mudo y sordo, te ordeno que salgas de este muchacho y que no entres más en él.


Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: ―Mujer, quedas libre de tu mal.


Al anochecer, la gente le llevó a Jesús todos los que tuvieran cualquier tipo de enfermedad. Él puso las manos sobre cada uno de ellos y los sanó.


También de muchas personas salían demonios que gritaban: «¡Tú eres el Hijo de Dios!». Pero él los reprendía y no los dejaba hablar, porque sabían que era el Cristo.


La gente colocaba a los enfermos en las calles en colchonetas y camillas para que al menos la sombra de Pedro los tocara.


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