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Mateo 25:35 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

35 porque tuve hambre y me dieron de comer; tuve sed y me dieron de beber; fui forastero y me alojaron en sus casas;

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Biblia Reina Valera 1960

35 Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

35 Pues tuve hambre, y me alimentaron. Tuve sed, y me dieron de beber. Fui extranjero, y me invitaron a su hogar.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

35 Porque tuve hambre y ustedes me dieron de comer; tuve sed y ustedes me dieron de beber. Fui forastero y ustedes me recibieron en su casa.

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La Biblia Textual 3a Edicion

35 Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me acogisteis,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

35 Porque tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber; era forastero y me hospedasteis;

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Mateo 25:35
52 Tagairtí Cros  

Cuando ella iba a buscarlo, él la llamó, y le dijo: ―Además, tráeme un pedazo de pan.


Jamás rechacé a los extranjeros; mis puertas estuvieron abiertas para todos.


Despreciar al prójimo es un pecado; feliz el que se compadece de los pobres.


El que oprime al pobre ofende a su Creador, pero honra a Dios quien se apiada del necesitado.


Servir al pobre es hacerle un préstamo al Señor; Dios pagará esas buenas acciones.


El que es generoso será bendecido, porque comparte su comida con los pobres.


Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer. Si tiene sed, dale de beber.


y es justo con aquellos que le piden prestado y no les roba, sino que alimenta a los hambrientos y viste a los necesitados,


y es un acreedor misericordioso, no quedándose con las prendas empeñadas por deudores pobres, y no es ladrón, sino que da alimento a los pobres y ropa a los necesitados,


»¡Oh, rey Nabucodonosor, escúcheme, deje de cometer injusticias; haga lo que es recto, ponga fin a sus maldades, muestre misericordia a los pobres! Quizás entonces seguirá viviendo con prosperidad.


¡Pueblo de Dios! Ya el Señor les ha dicho qué es lo que él espera que ustedes hagan. Ya él les ha enseñado lo que es bueno y espera que ustedes hagan. Lo que el Señor les pide es que practiquen la justicia, que sean misericordiosos y que vivan siguiendo fielmente sus instrucciones.


»Yo, el Rey, les responderé: “Todo lo que hicieron a mis hermanos necesitados a mí me lo hicieron”.


Entre ustedes siempre habrá pobres, pero yo no estaré siempre con ustedes.


Porque siempre tendrán a los pobres con ustedes y los podrán ayudar cuando quieran; pero a mí no me van a tener siempre.


Den a los pobres de lo que ustedes tienen dentro, y así todo quedará limpio.


Como Judas era el encargado de la bolsa del dinero, algunos pensaron que Jesús le estaba pidiendo que comprara lo necesario para la fiesta, o que diera algo a los pobres.


“Cornelio”, me dijo, “Dios ha tomado en cuenta tus oraciones y tus limosnas.


Los discípulos decidieron enviar ayuda a los hermanos de Judea, para lo cual cada uno contribuyó en la medida de sus fuerzas.


Entonces la bautizamos junto con los demás miembros de su familia. ―Si ustedes creen que soy fiel al Señor —nos dijo ella—, vengan a hospedarse a mi casa. Su insistencia fue tal que aceptamos.


Todos los creyentes estaban unidos enteramente en alma y corazón, ninguno tenía por suyo lo que poseía, sino que lo compartía con los demás.


Cuando vean a algún hermano en necesidad, corran a ayudarlo. Y fórmense el hábito de ofrecer alojamiento a los que lo necesiten.


Y también está escrito: «Dale de comer a tu enemigo si está hambriento; y si tiene sed, dale de beber. Así se avergonzará de lo que te ha hecho».


Gayo me pide que los salude en su nombre. Yo estoy alojado en su casa y aquí también se reúne la iglesia. Erasto, el tesorero de la ciudad, les envía saludos, al igual que el hermano Cuarto.


El que era ladrón, deje de robar; al contrario, trabaje honradamente con sus manos para que tenga con qué ayudar a los que estén en necesidad.


Tiene que haberse labrado una sana reputación por sus buenas obras, como por ejemplo, haber educado bien a sus hijos, haber sido hospitalaria, haber lavado los pies de los que son del pueblo santo, haber brindado ayuda a los que sufren y haber sido bondadosa en todo.


Yo mismo he hallado gran gozo y consuelo en tu amor, hermano mío, porque los corazones de los que pertenecen al pueblo santo de Dios han hallado refrigerio en tu bondad.


No se olviden de hacer el bien y de compartir con otros lo que tienen, porque esos son los sacrificios que agradan a Dios.


Dios no es injusto. ¿Cómo podría él olvidar el ardor con que ustedes han trabajado o el amor que le han demostrado y le siguen demostrando al ayudar a los del pueblo santo?


La religión pura y sin mancha que a Dios le agrada es esta: ayudar a los huérfanos y a las viudas en sus problemas, y estar siempre limpio sin mancharse con la maldad del mundo.


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