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Mateo 11:11 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

11 Les aseguro que de todos los hombres que han nacido en este mundo, ninguno ha sido mayor que Juan el Bautista. Y sin embargo, el más insignificante en el reino de los cielos es más grande que él.

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Biblia Reina Valera 1960

11 De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 »Les digo la verdad, de todos los que han vivido, nadie es superior a Juan el Bautista. Sin embargo, hasta la persona más insignificante en el reino del cielo es superior a él.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Yo se lo digo: de entre los hijos de mujer no se ha manifestado uno más grande que Juan Bautista, y sin embargo el más pequeño en el Reino de los Cielos es más que él.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 De cierto os digo: Entre los nacidos de mujeres, no ha sido levantado uno mayor que Juan el Bautista, pero el más pequeño en el reino de los cielos es mayor que él.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Os lo aseguro: entre los nacidos de mujer, no ha surgido uno mayor que Juan el Bautista. Con todo, el más pequeño en el reino de los cielos es mayor que él.

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Mateo 11:11
31 Tagairtí Cros  

»¡Cuán frágil es el hombre! ¡Cuán pocos sus días y cuán atribulados!


¿Cómo puedes exigir pureza de quien nació impuro?


»¿Qué hombre en toda la tierra podrá ser tan puro y justo como tú dices ser?


¿Cómo puede el simple hombre plantarse ante Dios y pretender que es justo? ¿Quién en el mundo entero puede alardear de ser puro?


Porque yo nací pecador; sí, lo soy desde el momento que mi madre me concibió.


La luna será tan brillante como el sol, y la luz de este más esplendorosa que la de siete días claros. Así será el tiempo cuando el Señor comience a sanar a su pueblo y a curarle las heridas que le causó.


»En ese tiempo, el Señor defenderá al pueblo de Jerusalén; el más débil de sus habitantes será tan poderoso como el rey David. Y la descendencia real será como Dios mismo, como el ángel del Señor que va delante de ellos.


Juan es aquel de quien las Escrituras dicen: “Un mensajero mío irá delante de ti para prepararte el camino”.


Desde que Juan el Bautista comenzó a predicar hasta ahora, se ha combatido mucho contra el reino de los cielos, y los que son violentos luchan para acabar con él.


En aquellos días, Juan el Bautista comenzó a predicar en el desierto de Judea.


»Yo bautizo con agua a los que se arrepienten de sus pecados; pero después de mí vendrá alguien que es más poderoso que yo y él bautizará con el Espíritu Santo y fuego. ¡Yo ni siquiera soy digno de desatar sus zapatos!


Por eso, el que desobedezca el más pequeño mandamiento, y así les enseñe a los demás, se convertirá en la persona más pequeña del reino de los cielos; pero quien obedezca y enseñe los mandamientos de Dios, será grande en el reino de los cielos.


porque tu hijo va a ser un gran hombre delante del Señor. Nunca tomará vino ni licor, y estará lleno del Espíritu Santo aun antes que nazca.


Les digo que entre todos los hombres no hay otro más grande que Juan. Sin embargo, el más pequeño en el reino de Dios es más grande que él».


Les dijo: ―El que recibe a este niño en mi nombre, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. El que es más insignificante entre todos ustedes, ese es el más importante.


Juan habló de él y, a voz en cuello, gritó: «Este es del que yo les había dicho que venía después de mí. Pero él es más importante que yo, porque existía antes que yo».


que viene después de mí. A él, yo ni siquiera merezco desatarle la correa de las sandalias.


Mucha gente iba a verlo y decían: «Juan nunca hizo ninguna señal milagrosa, pero todo lo que dijo de este hombre era verdad».


Ahora él debe tener más importancia y yo menos.


Juan era una lámpara encendida que alumbraba, y ustedes quisieron disfrutar de su luz por un tiempo.


Lo que quería decir con esto era que los que creyeran en él recibirían el Espíritu. El Espíritu Santo todavía no había venido, porque Jesús aún no había sido glorificado.


Yo soy el más insignificante de los apóstoles, título que ni siquiera debería ostentar, porque perseguí a la iglesia de Dios.


¿Por qué acudir entonces a jueces que no pertenecen a la iglesia para resolver sus asuntos?


Nosotros mismos éramos así: obedecíamos los malos deseos de nuestra naturaleza y nos entregábamos a las perversidades de nuestras pasiones y malos pensamientos. Merecíamos ser castigados por la ira de Dios, como todos los demás.


Aunque soy el más pequeño de todos los que son parte del pueblo santo, Dios me concedió, por su amor, la misión de anunciar a las naciones el tesoro incalculable de Cristo.


Esto se hizo patente con la venida de nuestro Salvador Jesucristo, quien quebrantó el poder de la muerte y nos mostró la vida incorruptible por medio del evangelio.


Es que Dios tenía preparado algo mejor: los perfeccionará a ellos cuando nosotros también lo seamos.


Los profetas estudiaron cuidadosamente acerca de esta salvación; ellos anunciaron la gracia reservada para ustedes.


»Por lo tanto, yo, el Señor Dios de Israel, declaro que aunque prometí que tu casa y la casa de tus antepasados llevarían el sacerdocio por siempre, no permitiré que se siga haciendo lo que tú haces. Honraré solamente a los que me honran, y despreciaré a los que me desprecian.


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