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Marcos 9:5 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

5 ―Maestro, ¡qué bueno que estemos aquí! —exclamó Pedro—. Construiremos tres enramadas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.

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Biblia Reina Valera 1960

5 Entonces Pedro dijo a Jesús: Maestro, bueno es para nosotros que estemos aquí; y hagamos tres enramadas, una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Pedro exclamó: «Rabí, ¡es maravilloso que estemos aquí! Hagamos tres enramadas como recordatorios: una para ti, una para Moisés y la otra para Elías».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Pedro tomó la palabra y dijo a Jesús: 'Maestro, ¡qué bueno es que estemos aquí! Levantemos tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 E interviniendo Pedro, dice a Jesús: Rabbí,° bueno es estarnos aquí. Hagamos tres tabernáculos:° Uno para ti, uno para Moisés y otro para Elías.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Tomando Pedro la palabra, dice a Jesús: '¡Rabbí! ¡Qué bueno sería quedarnos aquí! Vamos a hacer tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías'.

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Marcos 9:5
15 Tagairtí Cros  

Un sólo día en tu templo es mejor que mil en cualquier otro sitio. Preferiría ser portero del templo de mi Dios que vivir una vida cómoda en palacios de maldad.


Pedro, atónito, balbució: ―Señor, ¡qué bueno que nos pudiéramos quedar aquí! Si quieres, podemos hacer tres enramadas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.


Y cuando andan por las calles, les gusta que les digan: “¡Rabí, rabí!”.


No dejen que nadie los llame así. Sólo el Cristo es Rabí y todos los hombres están en el mismo nivel de hermanos.


Y aparecieron Elías y Moisés, que se pusieron a hablar con Jesús.


Hablaba sin saber lo que decía, ya que todos estaban asustados.


Mientras estos hombres se alejaban de Jesús, Pedro le dijo: ―Maestro, ¡qué bueno que estemos aquí! Podemos construir tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. Pero él no sabía lo que decía.


Mientras tanto, sus discípulos le suplicaban: ―Maestro, come algo.


Realmente me es difícil elegir cualquiera de las dos posibilidades. Deseo morir y estar con Cristo, que es muchísimo mejor;


Sí, amados míos, ahora somos hijos de Dios, y no podemos ni siquiera imaginarnos lo que vamos a ser después. Pero de algo estamos ciertos: que cuando él venga seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como es.


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