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Marcos 8:34 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

34 Dicho esto, llamó a la multitud junto con sus discípulos y añadió: ―Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.

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Biblia Reina Valera 1960

34 Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

34 Entonces llamó a la multitud para que se uniera a los discípulos, y dijo: «Si alguno de ustedes quiere ser mi seguidor, tiene que abandonar su propia manera de vivir, tomar su cruz y seguirme.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

34 Luego Jesús llamó a sus discípulos y a toda la gente y les dijo: 'El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo, tome su cruz y me siga.

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La Biblia Textual 3a Edicion

34 Y llamando a la gente junto con sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo,° tome su cruz y sígame,°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

34 Y llamando junto a sí al pueblo, juntamente con sus discípulos, les dijo: 'El que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, cargue con su cruz y sígame.

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Marcos 8:34
43 Tagairtí Cros  

Le quité el reino a la familia de David y te lo entregué, pero tú no has obedecido mis mandamientos, de la manera que David lo hizo. El deseo de su corazón siempre era obedecerme y hacer lo que yo quería que él hiciera.


Pero mi siervo Caleb es diferente: me ha obedecido en todo. Lo haré entrar en la tierra donde ya ha estado, y sus descendientes poseerán una buena parte de ella.


Y el que se niegue a tomar la cruz y seguirme, no es digno de ser mío.


Y dijo luego a los discípulos: ―Si alguien desea seguirme, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.


En el camino hallaron a un hombre de Cirene llamado Simón, y lo obligaron a llevar la cruz que Jesús cargaba.


Jesús lo miró con amor y le dijo: ―Sólo te falta una cosa: ve, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres, y tendrás tesoros en el cielo. Luego ven y sígueme.


Pidió entonces Jesús la atención de la multitud y dijo: ―Escúchenme bien y entiendan:


―Traten de entrar por la puerta angosta, porque muchos tratarán de entrar y no podrán.


De igual manera, cualquiera de ustedes que quiera ser mi discípulo tendrá que dejar todo lo que tiene.


Jesús le respondió: ―Hay una cosa que todavía no has hecho: vende todo lo que tienes y repártelo entre los pobres. Así tendrás un tesoro en el cielo. Cuando lo hayas hecho, ven y sígueme.


Mientras toda la gente lo escuchaba, Jesús les dijo a sus discípulos:


Entonces se dirigió a todos y les dijo: ―El que quiera ser mi discípulo debe olvidarse de sí mismo, llevar su cruz cada día y seguirme,


Mis ovejas oyen mi voz; yo las conozco y ellas me siguen.


Jesús salió cargando su propia cruz, iba hacia el Gólgota, que en arameo significa de la Calavera.


donde fortalecieron a los discípulos y los animaron a seguir firmes en la fe. Les decían que era necesario que entraran al reino de Dios después de pasar por muchas tribulaciones.


Sabemos que nuestra vieja naturaleza pecaminosa fue clavada en la cruz junto con Cristo; de esta manera, ya no está bajo el dominio del pecado, ni tiene que someterse a la esclavitud del pecado,


Y como somos sus hijos, somos herederos: herederos de Dios y coherederos junto con Cristo. Pero si compartimos su gloria, también hemos de participar de sus sufrimientos.


Les aseguro que a diario arriesgo la vida; tan cierto es esto como el orgullo que siento por ustedes, en Cristo Jesús, nuestro Señor.


Por lo tanto, si mi comida va a hacer caer a mi hermano, mejor no la como nunca, para no hacerlo caer en pecado.


Aunque soy libre de todos, de todos me he hecho esclavo, para ganar a cuantos sea posible.


Estoy crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí. Y esta vida que ahora tengo la vivo por mi fe en el Hijo de Dios, quien me amó y se entregó por mí.


Los que pertenecen a Cristo han clavado en la cruz su naturaleza pecaminosa.


En cuanto a mí, ¡Dios me libre de jactarme de otra cosa que no sea la cruz de nuestro Señor Jesucristo! Por él, el mundo fue crucificado para mí, y yo para el mundo.


Lo he perdido todo con tal de conocer a Cristo, de experimentar el poder de su resurrección, de tener parte en sus sufrimientos y de llegar a ser semejante a él en su muerte.


Pero todo aquello que para mí era valioso, ahora lo considero sin valor por causa de Cristo.


Es cierto que estoy sufriendo por ustedes, pero me alegro. Así ayudo a completar lo que falta de los sufrimientos de Cristo por ese cuerpo suyo que es la iglesia.


¡Hagan morir todo lo que viene de la naturaleza pecaminosa! Apártense de los pecados sexuales, las impurezas, las pasiones bajas y vergonzosas y del deseo de acumular más y más cosas, pues eso es idolatría.


Sin embargo, nos hemos enterado de que algunos de ustedes no trabajan y se pasan la vida sin hacer nada.


Dios quiere que nos apartemos de la impiedad y de los placeres pecaminosos y que vivamos en este mundo una vida sobria, justa y piadosa,


Por eso, salgamos a encontrarnos con él fuera del campamento, compartamos la deshonra que él sufrió,


Puesto que Cristo sufrió en su cuerpo, ustedes también deben estar dispuestos a sufrir, porque el que ha sufrido en el cuerpo ha roto con el pecado,


Al contrario, alégrense de tener parte en los sufrimientos de Cristo, para que también se alegren muchísimo cuando se muestre la gloria de Cristo.


Al morir por nosotros, Cristo nos demostró lo que es el amor. Nosotros también debemos dar la vida por nuestros hermanos.


No temas lo que has de sufrir. Para probarlos, el diablo arrojará a algunos de ustedes en la cárcel y los estará persiguiendo durante diez días. Sé fiel hasta la muerte y yo te daré la corona de la vida.


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