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Marcos 14:3 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

3 Jesús estaba en Betania, en casa de Simón al que llamaban el leproso. Mientras comían, llegó una mujer con un frasco de alabastro lleno de un perfume hecho de nardo puro, muy costoso. Rompió el frasco y derramó el perfume sobre la cabeza de Jesús.

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Biblia Reina Valera 1960

3 Pero estando él en Betania, en casa de Simón el leproso, y sentado a la mesa, vino una mujer con un vaso de alabastro de perfume de nardo puro de mucho precio; y quebrando el vaso de alabastro, se lo derramó sobre su cabeza.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Mientras tanto, Jesús se encontraba en Betania, en la casa de Simón, un hombre que había tenido lepra. Mientras comía, entró una mujer con un hermoso frasco de alabastro que contenía un perfume costoso, preparado con esencias de nardo. Ella abrió el frasco y derramó el perfume sobre la cabeza de Jesús.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Jesús estaba en Betania, en casa de Simón el Leproso. Mientras estaban comiendo, entró una mujer con un frasco precioso como de mármol, lleno de un perfume muy caro, de nardo puro; quebró el cuello del frasco y derramó el perfume sobre la cabeza de Jesús.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Y estando en Betania, en la casa de Simón el leproso, estaba reclinado a la mesa y vino una mujer portando un frasco de alabastro con perfume de nardo puro° muy costoso; y quebrando° el frasco de alabastro, lo derramó sobre su cabeza.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Hallándose él en Betania, en casa de Simón el leproso, mientras estaba a la mesa, vino una mujer con un frasco de alabastro lleno de perfume de nardo auténtico muy caro; rompió el frasco y le derramó el perfume sobre la cabeza.

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Marcos 14:3
11 Tagairtí Cros  

En su cama, el rey está hechizado por la fragancia de mi perfume.


Salté para abrirle; mis manos destilaban perfume y mis dedos preciosa mirra cuando empujé el cerrojo.


Después de esto regresó a Betania, donde pasó la noche.


El que recibió los veinte mil pesos los invirtió también y ganó veinte mil pesos.


Se decían entre ellos: «No lo hagamos durante la fiesta, para que el pueblo no haga alboroto».


Algunos de los que estaban allí se enojaron y se decían unos a otros: ―¿Para qué se desperdició este perfume?


María fue la que derramó perfume sobre los pies del Señor y luego los secó con sus cabellos.


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