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Marcos 1:35 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

35 A la mañana siguiente, todavía de madrugada, Jesús se levantó y se fue a un lugar solitario a orar.

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Biblia Reina Valera 1960

35 Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

35 A la mañana siguiente, antes del amanecer, Jesús se levantó y fue a un lugar aislado para orar.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

35 De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, Jesús se levantó, salió y se fue a un lugar solitario. Allí se puso a orar.

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La Biblia Textual 3a Edicion

35 Levantándose muy de mañana, estando aún oscuro, salió y fue a un lugar solitario, y allí oraba.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

35 Por la mañana, muy temprano, antes de amanecer, se levantó, salió, se fue a un lugar solitario y se quedó allí orando.

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Marcos 1:35
15 Tagairtí Cros  

Yo los amo, pero aun mientras oro por ellos, ellos están procurando destruirme.


Cada mañana, Señor escucha mi clamor; por la mañana te presento mis súplicas y atento espero tu presencia.


Cuando le dieron a Jesús la noticia, él tomó una barca y se fue a un lugar desierto donde pudiera estar a solas. Pero la gente vio hacia dónde se dirigía, y muchos fueron a pie hasta allá desde las ciudades vecinas.


Al quedarse solo, Jesús subió al monte a orar. La noche sorprendió a los discípulos en medio de las aguas agitadas y luchando contra vientos contrarios.


Simón y los demás fueron a buscarlo,


Pero él con frecuencia se apartaba a lugares solitarios para orar.


En aquellos días se fue Jesús a la montaña y pasó toda la noche orando a Dios.


Jesús les explicó: ―Mi comida es hacer la voluntad del que me envió y terminar el trabajo que me dio.


Jesús se dio cuenta de que querían llevárselo a la fuerza para hacerlo su rey, por lo que se retiró otra vez a la montaña él solo.


Sobre todo, oren a Dios en todo tiempo. Y cuando lo hagan, sean dirigidos por el Espíritu. Manténganse bien despiertos y vigilantes, y no dejen de orar por todo el pueblo santo de Dios.


La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús:


Cuando Cristo estaba en la tierra, con voz fuerte y muchas lágrimas ofreció ruegos y súplicas a Dios, quien podía librarlo de la muerte. Y Dios escuchó sus oraciones en virtud de su ferviente deseo de obedecer a Dios.


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