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Lucas 9:5 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

5 Si en algún pueblo no quieren recibirlos, al salir de allí sacúdanse el polvo de los pies como un testimonio contra ellos».

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Biblia Reina Valera 1960

5 Y dondequiera que no os recibieren, salid de aquella ciudad, y sacudid el polvo de vuestros pies en testimonio contra ellos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Y si en algún pueblo se niegan a recibirlos, sacúdanse el polvo de los pies al salir para mostrar que abandonan a esas personas a su suerte».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Pero donde no los quieran recibir, no salgan del pueblo sin antes sacudir el polvo de sus pies: esto será un testimonio contra ellos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Y dondequiera que no os reciban, saliendo de aquella ciudad, sacudid el polvo de vuestros pies, como testimonio contra ellos.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Y si algunos no os reciben, salid de aquella ciudad y sacudid el polvo de vuestros pies en testimonio contra ellos'.

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Lucas 9:5
13 Tagairtí Cros  

Entonces, me sacudí la ropa y dije: ―¡Así sacuda Dios a todo aquel que no cumpla esta promesa! ¡Que así lo sacuda Dios y lo deje sin casa y sin ninguna propiedad! Y todo el pueblo gritó: ―¡Amén! Alabaron a Dios, y cumplieron lo prometido.


Y hasta tendrán que comparecer ante gobernadores y reyes por mi causa. Esto les brindará la oportunidad de hablarles de mí y de proclamarme ante el mundo.


Y si en alguna parte no los reciben ni les prestan atención, sacúdanse el polvo de los pies y váyanse. Con eso les estarán haciendo una advertencia».


―El que recibe a un niño como este en mi nombre, me está recibiendo a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió.


»El que los escucha a ustedes, me escucha a mí. El que los rechaza a ustedes, me rechaza a mí. Y el que me rechaza a mí, rechaza al que me envió».


Jesús le ordenó: ―No se lo digas a nadie. Ve, preséntate al sacerdote y lleva la ofrenda de purificación que Moisés ordenó, para que les sirva de testimonio.


En la casa a la que lleguen, quédense hasta que salgan de ese pueblo.


Les dijo: ―El que recibe a este niño en mi nombre, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. El que es más insignificante entre todos ustedes, ese es el más importante.


Ellos se sacudieron entonces el polvo de los pies, como señal, contra la ciudad y se fueron a Iconio.


Pero cuando los judíos se le enfrentaron y blasfemaron, se sacudió sus ropas y les dijo: ―Que su sangre caiga sobre las cabezas de ustedes. Yo he cumplido ya con mi deber. De ahora en adelante me iré a predicar entre los gentiles.


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