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Lucas 9:31 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

31 Estaban rodeados de gloria, y hablaban de la partida de Jesús, que iba a ocurrir en Jerusalén.

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Biblia Reina Valera 1960

31 quienes aparecieron rodeados de gloria, y hablaban de su partida, que iba Jesús a cumplir en Jerusalén.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

31 Se veían llenos de gloria. Y hablaban sobre la partida de Jesús de este mundo, lo cual estaba a punto de cumplirse en Jerusalén.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

31 Se veían en un estado de gloria y hablaban de su partida, que debía cumplirse en Jerusalén.

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La Biblia Textual 3a Edicion

31 quienes, habiéndose aparecido en esplendor, hablaban° del éxodo° que Él estaba a punto de cumplir en Jerusalem.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

31 que, aparecidos en gloria, hablaban de la partida que él había de cumplir en Jerusalén.

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Lucas 9:31
14 Tagairtí Cros  

―El Hijo del hombre va a sufrir mucho y será rechazado por los ancianos, por los jefes de los sacerdotes y por los maestros de la ley. Lo van a matar, pero al tercer día resucitará.


Entonces aparecieron dos hombres: eran Moisés y Elías que conversaban con Jesús.


Al día siguiente Juan vio que Jesús se acercaba a él, y exclamó: «¡Aquí viene el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!


Así que todos nosotros, con el rostro descubierto, reflejamos la gloria del Señor como si fuéramos espejos. Y el Espíritu del Señor nos va transformando de gloria en gloria, y cada vez nos parecemos más a él.


Él transformará nuestro cuerpo miserable para que sea como su cuerpo glorioso. Esto lo hará por medio del poder con el que domina todas las cosas.


Cuando aparezca Cristo, que es la vida de ustedes, también ustedes resplandecerán con él y participarán de su gloria.


Por la fe, José, poco antes de morir, dijo que los israelitas saldrían de Egipto y dio instrucciones acerca de lo que debían hacer con su cadáver.


Y después que ustedes hayan sufrido por un poco de tiempo, Dios mismo los restaurará, los hará fuertes, firmes, y les dará seguridad.


con la esperanza de que queden tan grabados en su mente que los recuerden aun mucho después de mi partida.


―No, Señor —respondí—. Dímelo. ―Estos son los que pasaron por la gran tribulación —me dijo—. Su ropa está blanca porque la lavaron y blanquearon con la sangre del Cordero.


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