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Lucas 7:44 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

44 Luego, mirando a la mujer le dijo a Simón: ―¿Ves a esta mujer? Cuando entré en tu casa, no me diste agua para mis pies, pero ella me ha lavado los pies con sus lágrimas y me los ha secado con sus cabellos.

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Biblia Reina Valera 1960

44 Y vuelto a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, y no me diste agua para mis pies; mas esta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha enjugado con sus cabellos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

44 Luego se volvió a la mujer y le dijo a Simón: —Mira a esta mujer que está arrodillada aquí. Cuando entré en tu casa, no me ofreciste agua para lavarme el polvo de los pies, pero ella los lavó con sus lágrimas y los secó con sus cabellos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

44 Y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: '¿Ves a esta mujer? Cuando entré en tu casa, no me ofreciste agua para los pies, mientras que ella me ha lavado los pies con sus lágrimas y me los ha secado con sus cabellos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

44 Y vuelto hacia la mujer, dijo a Simón: ¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa, y no me diste agua para mis pies, pero ésta ha regado mis pies con las lágrimas, y los ha secado con sus cabellos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

44 Y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: '¿Ves esta mujer? Cuando entré en tu casa, no me diste agua para los pies; ella, en cambio, me los ha bañado con lágrimas y me los ha secado con sus cabellos.

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Lucas 7:44
11 Tagairtí Cros  

Voy a pedir que les traigan agua para que se laven los pies, y podrán quedarse a descansar bajo la sombra de este árbol.


y les dijo: ―Señores, vengan a mi casa para que se laven los pies y duerman. Mañana temprano podrán continuar el viaje. ―No, gracias —dijeron ellos—. Pasaremos la noche en la plaza.


Enseguida fueron conducidos al interior del palacio y les dieron agua para que se lavaran los pies. También les dieron comida a sus burros.


Luego le dijo que se fuera a su casa y estuviera con su esposa. Al salir del palacio, Urías recibió un regalo de parte del rey.


Se colocó, llorando, a los pies de Jesús, y con sus lágrimas se los mojaba. Luego se los secaba con sus cabellos, se los besaba y se los ungía con el perfume.


Simón contestó: ―Supongo que el hombre al que más le perdonó. Jesús le dijo: ―Haz juzgado bien.


Luego echó agua en un recipiente y se puso a lavarles los pies a sus discípulos y a secárselos con la toalla.


Tiene que haberse labrado una sana reputación por sus buenas obras, como por ejemplo, haber educado bien a sus hijos, haber sido hospitalaria, haber lavado los pies de los que son del pueblo santo, haber brindado ayuda a los que sufren y haber sido bondadosa en todo.


¡Pero ustedes desprecian al pobre! ¿No son los ricos quienes los explotan a ustedes y los arrastran ante los tribunales?


Y dicho y hecho, los llevó a casa consigo, les dio forraje a los burros mientras ellos descansaban, y luego cenaron juntos.


ella prontamente accedió a la petición y dijo: «Estoy dispuesta a servirle a David e incluso lavarle los pies a sus sirvientes».


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