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Lucas 13:19 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

19 El reino de Dios se parece a una semilla de mostaza que un hombre sembró en su huerto. Creció y se convirtió en un árbol grande, y en sus ramas las aves hicieron sus nidos.

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Biblia Reina Valera 1960

19 Es semejante al grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su huerto; y creció, y se hizo árbol grande, y las aves del cielo anidaron en sus ramas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

19 Es como una pequeña semilla de mostaza que un hombre sembró en un jardín; crece y se convierte en un árbol, y los pájaros hacen nidos en las ramas».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

19 Es semejante a un grano de mostaza que un hombre tomó y sembró en su jardín. Creció y se convirtió en un arbusto y los pájaros del cielo se refugiaron en sus ramas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

19 Es semejante a un grano de mostaza, que un hombre tomó y lo echó en su huerto, y creció y se convirtió en árbol,° y las aves del cielo anidaron en sus ramas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

19 Se parece a un grano de mostaza que un hombre tomó y echó en su huerto; creció y se convirtió en árbol, y los pájaros del cielo anidaron en sus ramas'.

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Lucas 13:19
38 Tagairtí Cros  

Mi novia y mi amada es como huerto privado, como manantial vedado a los demás.


Ven, viento del norte; despierta; ven, viento del sur, sopla sobre mi huerto y llévale a mi amado su dulce perfume. Que venga él a su huerto y coma su fruto más exquisito.


Mi amado ha bajado a su huerto, a sus lechos de especias, a apacentar su rebaño y a recoger lirios.


Amada mía, tú que moras en los huertos, qué hermoso que tus compañeros puedan escuchar tu voz; deja que yo también la oiga.


¡Nadie cree lo que hemos proclamado! ¡Nadie ha sido testigo del poder de Dios!


Sin embargo, fue Dios mismo el que decidió humillarlo y hacerlo sufrir hasta la agonía. Pero el siervo ofreció su vida en sacrificio por nuestros pecados. Por eso, tendrá una larga vida y llegará a ver sus descendientes. Todos los planes de Dios se harán realidad por medio de sus manos.


Yo, el Señor, los guiaré de continuo, y les daré de comer en el desierto y siempre tendrán fuerzas. Serán como huerto bien regado, como manantial que fluye sin cesar.


El Señor mostrará a las naciones del mundo su justicia; todos lo alabarán. Su justicia será como un árbol con renuevos, o como huerto al comenzar la primavera, lleno de plantas que brotan por doquier.


Su siempre creciente y pacífico reinado no acabará jamás. Gobernará con perfecta equidad y justicia desde el trono de David su padre. Traerá verdadera justicia y paz a todas las naciones del mundo. Esto ocurrirá porque el Dios Todopoderoso se ha empeñado en realizarlo.


Volverán a la patria y entonarán cánticos de alegría sobre los montes de Sion, y estarán resplandecientes ante las bondades del Señor como las buenas cosechas, el trigo, el vino, el aceite y los vigorosos rebaños y manadas. Su vida será como huerto de regadío, y ya no tendrán más penas.


Las aves hacían sus nidos en sus ramas, y a su sombra los rebaños y el ganado se reproducían. Todas las grandes naciones del mundo vivían bajo su sombra protectora.


Sus hojas eran frescas y verdes, y estaba lleno de frutos, los que alcanzaban para alimentar a todos. Las bestias descansaban bajo su sombra y las aves anidaban en sus ramas, y todo el mundo se alimentaba de él.


con sus hojas verdes y frescas, cargado de fruta para que todos pudieran comer, con las bestias viviendo a su sombra, y sus ramas llenas de aves,


»En aquel tiempo muchas naciones se convertirán en fieles devotas del Señor. También ellas serán mi pueblo, y viviré en medio de ellas. Entonces sabrán que fue el Señor Todopoderoso quien me envió a ustedes.


―Porque tienen muy poca fe —les respondió Jesús—. Si tuvieran siquiera una fe tan pequeña como un grano de mostaza, podrían decirle a aquella montaña que se quitara de en medio y se quitaría. Nada les sería imposible.


Un día les dijo: «¿Cómo les describiré el reino de Dios? ¿Con qué podemos compararlo?


El Señor les respondió: ―Si la fe que ustedes tienen fuera tan pequeña como un grano de mostaza, podrían decirle a este árbol: “Saca tus raíces de aquí y plántate en el mar”, y el árbol les obedecería.


Los que creyeron sus palabras, unos tres mil en total, se bautizaron y se unieron a los demás creyentes


Los allí presentes alabaron a Dios, pero le dijeron: «Hermano, como sabes, miles de judíos han creído también, e insisten celosamente en guardar la ley.


Pero a pesar de todo, muchos de los que oyeron el mensaje lo creyeron, y el número de los creyentes, contando sólo los hombres, era como de cinco mil.


También por medio de los milagros y señales poderosas que he realizado mediante el poder del Espíritu de Dios. He estado predicando el evangelio de Cristo por todas partes, desde Jerusalén hasta Iliria.


El séptimo ángel tocó la trompeta, y varias voces potentísimas gritaron desde el cielo: «El reino de este mundo pertenece ahora a nuestro Señor y a su Cristo; y él reinará para siempre».


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