Levítico 8:29 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 200829 A continuación, Moisés tomó el pecho, lo meció y se lo presentó al Señor, delante del altar. Esta era la porción del carnero de la consagración que correspondía a Moisés, de acuerdo con las instrucciones que el Señor le había dado. Féach an chaibidilTuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 196029 Y tomó Moisés el pecho, y lo meció, ofrenda mecida delante de Jehová; del carnero de las consagraciones, aquella fue la parte de Moisés, como Jehová lo había mandado a Moisés. Féach an chaibidilBiblia Nueva Traducción Viviente29 Después Moisés tomó el pecho y lo levantó como una ofrenda especial al Señor. Esta era la porción que le pertenecía a Moisés del carnero de la ordenación, tal como el Señor le había ordenado. Féach an chaibidilBiblia Católica (Latinoamericana)29 Moisés tomó entonces el pecho y lo meció como ofrenda mecida ante Yavé; esta porción del carnero de la consagración fue la parte de Moisés, como Yavé se lo había mandado. Féach an chaibidilLa Biblia Textual 3a Edicion29 Después tomó Moisés el pecho y lo meció como ofrenda mecida en presencia de YHVH. Es la porción de Moisés del carnero de la investidura, tal como YHVH había ordenado a Moisés. Féach an chaibidilBiblia Serafín de Ausejo 197529 Moisés tomó también el pecho y lo meció ante Yahveh. Era la porción del carnero de la investidura que le correspondía a Moisés, como lo había ordenado Yahveh a Moisés. Féach an chaibidil |
También traerán de regreso a sus hermanos que están entre todas las naciones como obsequio para el Señor, transportándolos suavemente, a caballo y en carrozas, en literas, a lomo de mula y en camellos, a mi santo monte, a Jerusalén, dice el Señor. Será como ofrenda que fluye al templo del Señor en tiempos de cosecha, llevados como si fueran en vasos consagrados al Señor.
El que habla, que lo haga como el que habla las palabras mismas de Dios. El que presta algún servicio, que lo haga como el que tiene la fuerza de Dios para hacerlo. Así, en todo lo que ustedes hagan, Dios será alabado por medio de Jesucristo, a quien le pertenece la gloria y el poder para siempre. Amén.