Levítico 25:38 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

³⁸ Porque yo, el Señor su Dios, los saqué de Egipto, para darles la tierra de Canaán, y para ser su Dios.

Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

³⁸ Yo Jehová vuestro Dios, que os saqué de la tierra de Egipto, para daros la tierra de Canaán, para ser vuestro Dios.

Biblia Nueva Traducción Viviente

³⁸ Yo soy el Señor tu Dios, quien te sacó de la tierra de Egipto para darte la tierra de Canaán y para ser tu Dios.

Biblia Católica (Latinoamericana)

³⁸ pues yo soy Yavé, el Dios de ustedes, que los saqué de la tierra de Egipto para darles la tierra de Canaán y ser su Dios.

La Biblia Textual 3a Edicion

³⁸ Yo soy YHVH vuestro Dios, que os saqué de la tierra de Egipto para daros la tierra de Canaán y para ser vuestro Dios.

Biblia Serafín de Ausejo 1975

³⁸ Yo soy Yahveh, vuestro Dios, que os saqué del país de Egipto para daros la tierra de Canaán y ser vuestro Dios.'

Levítico 25:38 Tagairtí Cros

Génesis 17:7

Contigo y con tus descendientes haré un pacto que durará para siempre. Debido a este pacto, yo seré tu Dios y el Dios de tus descendientes.

Éxodo 20:2

«Yo soy el Señor tu Dios que te sacó de Egipto, donde eras esclavo.

Jeremías 31:1

En aquel tiempo, dice el Señor, todas las familias de Israel me reconocerán como su Señor; se comportarán como pueblo mío.

Jeremías 31:33

Este es el nuevo convenio que voy a celebrar con ellos: Grabaré mis instrucciones en el corazón de ellos, para que tengan la voluntad de honrarme; entonces serán verdaderamente pueblo mío y yo seré su Dios.

Jeremías 32:38

Y ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios.

Levítico 11:45

Yo soy el Señor, el que los sacó de Egipto para ser su Dios. Por lo tanto, deben ser santos como yo soy santo.

Levítico 25:37

Recuerden: No le cobren interés. Denle al costo cuanto necesita. No traten de hacer ganancia a costa de su pobreza.

Números 15:41

Porque yo soy el Señor, que los saqué de la tierra de Egipto. Sí; yo soy el Señor su Dios».

Hebreos 11:16

Deseaban, más bien, una patria mejor, es decir, la celestial. Por eso, Dios no se avergonzó de llamarse el Dios de ellos, y les preparó una ciudad.