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Levítico 25:14 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

14-16 Por esta razón, si se vende la tierra durante los cuarenta y nueve años precedentes, se establecerá un precio justo, teniendo en cuenta los años que faltan para el jubileo. Si el jubileo está a muchos años de distancia, el precio será alto. Si faltan pocos años, el precio será bajo. Lo que realmente están haciendo es vender el número de cosechas que habrá hasta el próximo jubileo, cuando la tierra les sea devuelta por el que la compró.

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

14 Y cuando vendiereis algo a vuestro prójimo, o comprareis de mano de vuestro prójimo, no engañe ninguno a su hermano.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

14 »Cuando hagas un acuerdo con tu vecino para comprar o para vender alguna propiedad, no se aproveche el uno del otro.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

14 Por eso, si venden o compran algo a su prójimo, no lo engañen:

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La Biblia Textual 3a Edicion

14 Si vendéis algo a vuestro prójimo o compráis algo de mano de vuestro prójimo, no os engañéis mutuamente.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

14 Si realizáis operaciones de compra y venta no os perjudiquéis unos a otros.

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Levítico 25:14
33 Tagairtí Cros  

Asá estaba tan enojado con el vidente por haberle dicho esto, que lo mandó a la cárcel. Al mismo tiempo trató con crueldad a varias personas de la ciudad.


Estarás con los huérfanos y con todos los oprimidos, para que el simple mortal no los aterrorice más.


El que oprime al pobre ofende a su Creador, pero honra a Dios quien se apiada del necesitado.


El que cierra sus oídos a los clamores del pobre no será escuchado cuando él tenga necesidad.


El que enriquece oprimiendo al pobre y dando regalos a los ricos, terminará en la pobreza.


El gobernante que no tiene entendimiento oprimirá a su pueblo; pero el que no es avaro tendrá larga vida.


El gobernante que oprime a los pobres, es como tormenta que acaba con la cosecha.


El que aumenta su riqueza cobrando intereses, la aumenta para el que se compadece de los pobres.


Si en cualquier parte del país ves que un rico oprime al pobre haciendo abortar la justicia, no te sorprendas. Pues cada subalterno recibe órdenes de más arriba, y los más altos oficiales tienen la mirada puesta en sus jefes. Así es que la cuestión se hace una maraña de papeleo y burocracia. Y por sobre todos está el rey.


Aprendan a hacer el bien, a ser justos y a ayudar a los pobres, a los huérfanos y a las viudas.


Les voy a decir quién puede vivir aquí: todas las personas honradas y justas que rehúsan obtener ganancias mediante fraude, que refrenan sus manos de recibir soborno, que se niegan a confabular con quienes planean homicidios, que cierran los ojos a todo lo que los atraiga al mal.


Les he presentado la historia del pueblo de Dios. Mi pueblo es la viña de la que les he hablado. Israel y Judá son su agradable parcela. Dios esperaba que le produjeran cosecha de justicia, pero halló que sólo cometieron hechos sangrientos. Esperaba que actuaran con rectitud, pero a sus oídos llegaron sólo gritos de opresión.


¡Eso no es ayuno! El ayuno que a mí me agrada es que dejen de oprimir a quienes trabajan para ustedes y liberen a los que están esclavizados y que ¡acaben con toda injusticia!


Pero tú, ¡tú estás lleno de codicia y fraude! Matas a los inocentes, oprimes a los pobres y reinas despiadadamente.


Los padres y las madres son desdeñosamente ignorados; se obliga a los inmigrantes y a las visitas a pagarles por su “protección”; los huérfanos y las viudas son agraviados y oprimidos;


»No robarán ni oprimirán a nadie. Pagarán con prontitud el salario a sus obreros. Si les deben algo a ellos, no esperen a la mañana siguiente para pagarles.


»Teman a Dios y no le hagan daño a su prójimo, porque yo soy el Señor. Si quieren vivir seguros en la tierra, obedezcan mis leyes.


¡Se han vuelto expertos en hacer lo malo, a tal punto que no hay quien les supere en maldad! El gobernador exige recompensas, el juez acepta sobornos y el rico hace lo que le da la gana. ¡Por eso la ciudad se ha pervertido!


Unos soldados le preguntaron: ―Y nosotros, ¿qué tenemos que hacer? Él les dijo: ―No les quiten a los demás lo que es de ellos ni acusen falsamente a nadie; y confórmense con su salario.


Más doloroso es que ustedes mismos cometan agravios y defrauden a otros hermanos.


y tenía novecientos carros de hierro. Durante veinte años hizo que la vida fuera insoportable para los israelitas. Finalmente, Israel rogó a Dios que le diera ayuda.


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