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Jueces 7:20 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

20 Inmediatamente los demás hombres hicieron lo mismo, y tocando las trompetas que tenían en la mano derecha y con las antorchas encendidas en sus manos izquierdas gritaban: «¡Peleamos por el Señor y por Gedeón!».

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Biblia Reina Valera 1960

20 Y los tres escuadrones tocaron las trompetas, y quebrando los cántaros tomaron en la mano izquierda las teas, y en la derecha las trompetas con que tocaban, y gritaron: ¡Por la espada de Jehová y de Gedeón!

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 Enseguida los tres grupos tocaron juntos los cuernos y rompieron las vasijas. Con la mano izquierda sostenían la antorcha ardiente, y en la mano derecha llevaban el cuerno, y todos gritaban: «¡Una espada por el Señor y también por Gedeón!».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 Inmediatamente los tres grupos tocaron el cuerno y rompieron los cántaros. Tomaron las antorchas con la mano izquierda sin dejar de tocar el cuerno que sostenían en la mano derecha, y gritaban: '¡Espada para Yavé y Gedeón!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 Entonces, los tres escuadrones hicieron resonar los shofar, quebraron los cántaros, y tomando con su mano izquierda las antorchas y con su diestra el shofar para hacerlo resonar, clamaron: ¡Espada de YHVH y de Gedeón!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 Los tres grupos hicieron sonar las trompetas y rompieron los cántaros; y tomando las teas con la mano izquierda y las trompetas con la derecha, las hacían sonar y gritaban: '¡La espada, por Yahveh y por Gedeón!'.

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Jueces 7:20
14 Tagairtí Cros  

En aquel día sonará la gran trompeta y muchos que estaban para morir entre sus enemigos, asirios y egipcios, serán librados y llevados a Jerusalén para que adoren al Señor en su santo monte.


Espada del Señor, ¿cuándo volverás a reposar de provocar tanta matanza? ¡Enváinate de nuevo; reposa y queda en paz!


Ocurrirá en un abrir y cerrar de ojos, cuando suene la trompeta final. Cuando esa trompeta suene, los que hayan muerto resucitarán con cuerpos nuevos que jamás morirán; y los que estemos vivos seremos transformados.


Pero este precioso tesoro lo guardamos en una vasija de barro. Es así para que sea obvio que este glorioso poder viene de Dios y no de nosotros.


El Señor mismo bajará del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, y los que murieron creyendo en él, serán los que resuciten primero.


Por la fe, Abel ofreció a Dios un sacrificio mejor que el de Caín, y por eso Dios lo declaró justo y aceptó su ofrenda. Y aunque Abel ya está muerto, su fe nos habla todavía.


La séptima vez, mientras los sacerdotes tocaban sus trompetas, Josué ordenó a la gente: «¡Griten! ¡El Señor nos ha entregado la ciudad!».


Cuando el pueblo oyó el sonido de las trompetas, gritaron lo más fuerte que pudieron. Repentinamente las murallas de Jericó se derrumbaron delante de ellos, y el pueblo de Israel entró en la ciudad desde todas direcciones y la capturaron.


Lo harán con siete sacerdotes que caminarán delante del cofre, cada uno con una trompeta hecha de cuerno de carnero. En el séptimo día caminarán siete veces alrededor de la ciudad, y los sacerdotes irán tocando sus trompetas.


con la esperanza de que queden tan grabados en su mente que los recuerden aun mucho después de mi partida.


Fue justamente después de medianoche, cuando se produjo el cambio de guardias, que Gedeón y los cien hombres suyos llegaron hasta las inmediaciones del campo de Madián. Repentinamente hicieron sonar sus trompetas y rompieron los jarrones para que las antorchas brillaran en la noche.


Y se mantuvieron firmes y observaron cómo todo aquel enorme ejército comenzó a correr de un lado a otro, gritando y huyendo presa del pánico.


Al día siguiente, muy temprano, Saúl llegó. Tras dividir al ejército en tres columnas, lanzó un ataque sorpresivo sobre los amonitas y durante toda la mañana estuvo diezmando al enemigo. La persecución fue tan tenaz, que no quedaron juntos ni siquiera dos.


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