Biblia Todo Logo
Bíobla ar líne
- Fógraí -





Juan 5:37 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

37 Y el Padre mismo que me envió ha testificado en mi favor. Pero ustedes nunca han oído su voz ni han visto su figura,

Féach an chaibidil Cóip


Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

37 También el Padre que me envió ha dado testimonio de mí. Nunca habéis oído su voz, ni habéis visto su aspecto,

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Nueva Traducción Viviente

37 El Padre mismo, quien me envió, ha dado testimonio de mí. Ustedes nunca han oído su voz ni lo han visto cara a cara,

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Católica (Latinoamericana)

37 Y el Padre que me ha enviado también da testimonio de mí. Ustedes nunca han oído su voz ni visto su rostro;'

Féach an chaibidil Cóip

La Biblia Textual 3a Edicion

37 El Padre que me envió, Él ha dado testimonio acerca de mí.° Nunca habéis oído su voz, ni habéis visto su aspecto,

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Serafín de Ausejo 1975

37 Y el Padre que me envió, Él mismo ha dado testimonio de mí. Nunca habéis oído vosotros su voz, nunca habéis visto su rostro;

Féach an chaibidil Cóip




Juan 5:37
20 Tagairtí Cros  

Y le dijeron a Moisés: ―Dinos lo que Dios diga, y nosotros obedeceremos. Pero que no nos hable Dios en forma directa, pues moriremos.


Tu bondad para con los malos no los hace buenos, sino que ellos siguen empecinados en el mal sin tener respeto por tu majestad.


Pero mientras hablaba, una nube resplandeciente los cubrió y una voz dijo desde la nube: «Este es mi Hijo amado; en él me complazco. Obedézcanlo».


y una voz de los cielos dijo: «Este es mi Hijo amado, y en él me complazco».


Se escuchó entonces una voz del cielo que decía: «Tú eres mi Hijo amado; en ti me complazco».


Entonces les explicó todo lo que las Escrituras decían acerca de él, comenzando por Moisés y siguiendo por todos los profetas.


y el Espíritu Santo bajó sobre él en forma de paloma. Entonces se oyó una voz del cielo que decía: ―Tú eres mi Hijo amado; estoy muy contento contigo.


A Dios nadie lo ha visto nunca; pero el Hijo único, que es Dios mismo y siempre está en unión con el Padre, nos ha enseñado cómo es, para que así lo podamos conocer.


Jesús le contestó: ―¡Felipe! ¿Ya llevo mucho tiempo entre ustedes y todavía no me conoces? El que me ha visto a mí, también ha visto al Padre. ¿Cómo puedes decirme: “Déjanos ver al Padre”?


Ellos no serían culpables de pecado, si yo no hubiera hecho entre ellos las cosas que ningún otro ha hecho. Pero ya las han visto, y a pesar de eso, me odian a mí y a mi Padre.


Pero es otro el que habla en mi favor, y me consta que tiene valor el testimonio que él da de mí.


No trabajen por la comida que se acaba. Trabajen más bien por la comida que permanece y da vida eterna, que es la comida que el Hijo del hombre les dará. Sobre él ha puesto Dios el Padre su sello de aprobación.


Yo mismo soy uno de mis testigos; y mi Padre que me envió es el otro.


y el Señor les habló desde el fuego. Ustedes oyeron sus palabras y nada más, pero ¡nunca lo vieron!


Por eso, al Rey eterno, inmortal, invisible, al único Dios, sea la gloria y el honor por los siglos de los siglos. Amén.


al único inmortal, el que habita en luz tan deslumbrante que ningún humano puede acercársele, y a quien nadie ha visto ni verá jamás. A él sea la honra y el poder para siempre. Amén.


Porque aunque nunca hemos visto a Dios, si nos amamos unos a otros Dios habita en nosotros, y su amor en nosotros crece cada día más.


Si alguno dice: «Amo a Dios», pero aborrece a su hermano, es un mentiroso. Si no ama al hermano que tiene delante, ¿cómo puede amar a Dios, a quien jamás ha visto?


Y si aceptamos el testimonio de los hombres que comparecen ante los tribunales, cuánto más no hemos de creer la gran afirmación de Dios: ¡que Jesús es su Hijo!


Lean orainn:

Fógraí


Fógraí