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Juan 3:36 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

36 El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que no cree en el Hijo no sabrá lo que es esa vida, pues siempre estará bajo el castigo de Dios.

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Biblia Reina Valera 1960

36 El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

36 Los que creen en el Hijo de Dios tienen vida eterna. Los que no obedecen al Hijo nunca tendrán vida eterna, sino que permanecen bajo la ira del juicio de Dios.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

36 El que cree en el Hijo vive de vida eterna, pero el que se niega a creer en el Hijo se queda con el Dios que condena: nunca conocerá la vida.

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La Biblia Textual 3a Edicion

36 El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que desobedece° al Hijo, no verá vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

36 El que cree en el Hijo tiene vida eterna, pero el que rehúsa creer en el Hijo no gozará de vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él.'

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Juan 3:36
38 Tagairtí Cros  

No me hizo morir. Continuaré viviendo en el mundo de la luz”.


Bésenle los pies, antes que se encienda su ira y perezcan en el camino, pues su ira se inflama de repente. ¡Dichosos los que en él buscan el refugio!


Porque tú eres la fuente de la vida; nuestra luz viene de tu luz.


al fin muere como todos los demás y no vuelve a ver la luz del día.


»Los babilonios son prepotentes, porque son malvados; pero el justo vivirá porque confía en Dios.


y juró que de los que habían salido de Egipto, ninguno que tuviera más de veinte años entraría en la Tierra que había prometido a Abraham, Isaac y Jacob, porque se habían negado a hacer la voluntad del Señor.


»Irán, por tanto, al castigo eterno, mientras que los justos entrarán a la vida eterna».


El que crea y sea bautizado será salvo, pero el que no crea será condenado.


porque mis ojos han visto tu salvación,


Todo el mundo verá la salvación de Dios”».


Pero a todos los que lo recibieron, a los que creen en él, les dio el derecho de ser hijos de Dios.


Yo les doy vida eterna y jamás perecerán ni nadie podrá arrebatármelas de la mano.


Jesús le dijo: ―Te aseguro que si una persona no nace de nuevo no podrá ver el reino de Dios.


»El que trabaja recogiendo la cosecha ya recibe su salario y recoge la cosecha para vida eterna. Tanto el que siembra como el que cosecha se alegran juntos.


»Les aseguro que el que presta atención a lo que digo y cree en el que me envió, tiene vida eterna y no será condenado, porque ha pasado de la muerte a la vida.


Yo soy el pan que bajó del cielo. Los antepasados de ustedes comieron maná y, sin embargo, murieron; pero el que come de este pan vivirá para siempre.


La verdad es que el que obedece mi palabra, nunca morirá.


Pero los judíos incrédulos sembraron mala voluntad entre los gentiles contra los hermanos.


Lo cierto es que, cuando tratamos de guardar la ley, nos buscamos la ira de Dios. ¡La única forma de no quebrantar la ley sería no teniendo ninguna ley que quebrantar!


Con mucha más razón, ahora Dios nos salvará de la ira final al habernos hecho justos por medio de la muerte de Cristo.


Así que a los que están unidos a Jesucristo ya no les espera ninguna condenación,


Los que se aferran a la ley para salvarse están bajo la maldición de Dios. Las Escrituras dicen claramente: «Malditos los que quebrantan cualquiera de las leyes que están escritas en el libro de la ley de Dios».


No se dejen engañar por los que tratan de excusar estos pecados, porque por esos pecados el castigo de Dios viene sobre los que son desobedientes.


También cuentan cómo ustedes esperan que Jesús regrese del cielo: él, que es el Hijo amado de Dios, a quien Dios resucitó y quien nos libra del castigo que viene.


Porque Dios no nos llamó para sufrir el castigo sino para recibir la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo.


¿No piensan ustedes que merece un mayor castigo el que haya pisoteado al Hijo de Dios?, ¿el que haya despreciado la sangre del pacto por la cual había sido santificado y que haya insultado así al Espíritu de gracia?


¿cómo escaparemos nosotros si descuidamos esta gran salvación? El Señor anunció primero esta salvación y luego nos fue confirmada por los que la oyeron.


Y ¿a quiénes se refería Dios cuando juró que no entrarían a la tierra que había prometido a su pueblo? Se refería a los que lo habían desobedecido.


Como podemos ver, no pudieron entrar porque no confiaban en él.


Pero los cobardes, los incrédulos, los corruptos, los asesinos, los que cometen inmoralidades sexuales, los que practican la brujería, los que adoran ídolos y los mentirosos, serán arrojados al lago que arde con fuego y azufre, que es la segunda muerte».


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