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Juan 21:7 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

7 El discípulo a quien Jesús quería mucho le dijo a Pedro: ―¡Es el Señor! Cuando Simón Pedro le oyó decir: «Es el Señor», se puso la ropa, pues estaba casi desnudo, y se tiro al agua.

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Biblia Reina Valera 1960

7 Entonces aquel discípulo a quien Jesús amaba dijo a Pedro: ¡Es el Señor! Simón Pedro, cuando oyó que era el Señor, se ciñó la ropa (porque se había despojado de ella), y se echó al mar.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Entonces el discípulo a quien Jesús amaba le dijo a Pedro: «¡Es el Señor!». Cuando Simón Pedro oyó que era el Señor, se puso la túnica (porque se la había quitado para trabajar), se tiró al agua y se dirigió hacia la orilla.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 El discípulo al que Jesús amaba dijo a Simón Pedro: 'Es el Señor.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Entonces aquel discípulo a quien Jesús amaba, dice a Pedro: ¡Es el Señor! Cuando Simón Pedro oyó: Es el Señor, se ciñó la ropa (porque estaba desnudo),° y se echó al mar.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Dice entonces a Pedro el discípulo aquel a quien amaba Jesús: '¡Es el Señor!'. Al oír Simón Pedro: '¡Es el Señor!', se puso la túnica, pues estaba desnudo, y se echó al agua.

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Juan 21:7
20 Tagairtí Cros  

¡Esto es obra del Señor, y nos deja maravillados!


¡Nada puede apagar las llamas del amor! ¡Nada, ni las inundaciones ni las aguas abundantes del mar podrán ahogarlo! Si alguien tratara de comprarlo con todo cuanto tiene sólo lograría que le despreciaran.


Y si alguien les pregunta por qué lo hacen, díganle que el Señor lo necesita y que pronto lo devolverá».


»Estén siempre listos, con la ropa bien ajustada y la lámpara encendida,


Hoy ha nacido, en la ciudad de David, su Salvador, que es Cristo el Señor.


Por eso te digo que ella ama mucho porque sus muchos pecados le han sido perdonados. Pero al que se le perdonan pocos pecados, poco ama.


Uno de ellos, al que Jesús quería mucho, estaba junto a él.


Cuando Jesús vio a su madre, y junto a ella al discípulo a quien él quería mucho, dijo a su madre: ―Mujer, ahí tienes a tu hijo.


Así que fue corriendo a donde estaban Simón Pedro y el discípulo al que Jesús quería mucho, y les dijo: ―¡Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde lo han puesto!


Después de decir esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor.


Tomás dijo: ―¡Señor mío y Dios mío!


Pedro se volvió y vio que los seguía el discípulo al que Jesús quería mucho, el que se había acercado a Jesús en la cena y le había dicho: «Señor, ¿quién es el que va a traicionarte?».


Este es el mismo discípulo que ha dicho todas estas cosas, y que las escribió. Y sabemos que lo que él dice es verdad.


Los otros discípulos llegaron a la playa en la barca, arrastrando la red llena de pescados, pues estaban como a cien metros de la orilla.


Estoy seguro de que ya ustedes habrán oído hablar de las buenas noticias que recibió el pueblo de Israel sobre la paz con Dios, que se puede obtener mediante Jesús el Mesías, Señor de todos. Este mensaje empezó en Galilea y ha estado resonando en Judea desde que Juan el Bautista comenzó a predicar el bautismo.


»Por lo tanto, pueblo de Israel, sepan bien que Dios ha hecho Señor y Mesías a Jesús, el que ustedes crucificaron».


Adán fue hecho del polvo de la tierra, pero Cristo descendió del cielo.


El amor de Cristo nos domina, porque estamos convencidos de que Cristo murió por todos, y por eso todos han muerto.


Hermanos míos, ustedes que creen en nuestro Señor Jesucristo no deben favorecer más a unas personas que a otras.


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