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Juan 19:38 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

38 Después de esto, José de Arimatea le pidió a Pilato el cuerpo de Jesús. José era discípulo de Jesús, aunque en secreto porque le tenía miedo a los judíos. Pilato le dio permiso y él se llevó el cuerpo.

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Biblia Reina Valera 1960

38 Después de todo esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, pero secretamente por miedo de los judíos, rogó a Pilato que le permitiese llevarse el cuerpo de Jesús; y Pilato se lo concedió. Entonces vino, y se llevó el cuerpo de Jesús.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

38 Más tarde, José de Arimatea, quien había sido un discípulo secreto de Jesús (por temor a los líderes judíos), pidió permiso a Pilato para bajar el cuerpo de Jesús. Cuando Pilato concedió el permiso, José fue a buscar el cuerpo y se lo llevó.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

38 Después de esto, José de Arimatea se presentó a Pilato. Era discípulo de Jesús, pero no lo decía por miedo a los judíos. Pidió a Pilato la autorización para retirar el cuerpo de Jesús, y Pilato se la concedió. Fue y retiró el cuerpo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

38 Después de estas cosas, José de Arimatea, que era° discípulo de Jesús (aunque en secreto por temor a los judíos), rogó a Pilato que le permitiera llevar° el cuerpo de Jesús. Pilato se lo permitió, y entonces fue y llevó su cuerpo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

38 Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque en secreto, por miedo a los judíos, pidió a Pilato que le permitiera llevarse el cuerpo de Jesús. Pilato se lo concedió. Fue y se llevó el cuerpo de Jesús.

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Juan 19:38
9 Tagairtí Cros  

El temor al hombre es una trampa peligrosa, pero la confianza en el Señor trae seguridad.


Sin embargo, muchos de los judíos, y hasta algunos de sus jefes, creyeron en él, pero no lo decían porque tenían miedo que los fariseos los expulsaran de la sinagoga.


Sin embargo, nadie se atrevía a hablar de él abiertamente, por miedo a los jefes judíos.


Sus padres contestaron así porque tenían miedo de los judíos, pues estos se habían puesto de acuerdo para expulsar de la sinagoga a todo el que reconociera que Jesús era el Cristo.


Después de que se cumplieron las profecías acerca de la muerte del Mesías, lo bajaron de la cruz y lo colocaron en una tumba.


Y al ver que estoy preso, la mayoría de los hermanos se ha atrevido, ahora más que nunca, a anunciar sin temor la palabra de Dios, confiando en el Señor.


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