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Juan 18:35 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

35 Pilato le contestó: ―¿Acaso soy judío? Fue tu propio pueblo y los jefes de los sacerdotes los que te entregaron a mí. ¿Qué hiciste?

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Biblia Reina Valera 1960

35 Pilato le respondió: ¿Soy yo acaso judío? Tu nación, y los principales sacerdotes, te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

35 —¿Acaso yo soy judío? —replicó Pilato—. Tu propio pueblo y sus principales sacerdotes te trajeron a mí para que yo te juzgue. ¿Por qué? ¿Qué has hecho?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

35 Pilato respondió: '¿Acaso soy yo judío? Tu pueblo y los jefes de los sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

35 Respondió Pilato: ¿Acaso yo soy judío? Tu nación y los principales sacerdotes te entregaron a mí. ¿Qué hiciste?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

35 Pilato replicó: '¿Acaso soy yo judío? Tu gente, los pontífices, te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?'.

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Juan 18:35
14 Tagairtí Cros  

Queremos informarle que los judíos enviados a Jerusalén desde Babilonia están reedificando su ciudad. La gente de esa ciudad tiene fama de ser rebelde y malvada. Ya han reedificado sus muros, y han reparado los cimientos del templo.


Delante de sus amigos y de los oficiales del ejército samaritano, dijo: ―¿Qué hace ese grupito de judíos pobres y débiles? ¿Piensan que se les permitirá reconstruir, para que vuelvan a ofrecer sus sacrificios? ¿Acaso creen que ese trabajo lo pueden terminar en un día? ¡Miren las piedras calcinadas que están sacando de la basura para volverlas a usar!


Luego los judíos llevaron a Jesús de la casa de Caifás al palacio del gobernador romano. Como ya amanecía, los judíos no entraron al palacio, pues si lo hacían se contaminarían de acuerdo con sus ritos y no podrían comer la Pascua.


Jesús le respondió: ―¿Dices eso por tu propia cuenta o es que otros te han hablado de mí?


Jesús contestó: ―Mi reino no es de este mundo. Si lo fuera, mis servidores pelearían para que no me entregaran a los judíos. Pero mi reino no es de este mundo.


Jesús le contestó: ―No tendrías ningún poder sobre mí si no se te hubiera dado de arriba. Por eso el que me entregó a ti, es culpable de un pecado más grande.


Al verlo, los jefes de los sacerdotes y los guardias gritaron: ―¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo! Pilato les respondió: ―Llévenselo y crucifíquenlo ustedes. Yo no creo que sea culpable de nada.


¿No eres tú el egipcio que encabezó una rebelión hace algún tiempo y se fue al desierto seguido de cuatro mil guerrilleros?


Me di cuenta de que lo acusaban de cosas que tienen que ver con su ley. Pero ninguno de los cargos contra él merecía que lo mataran o lo tuvieran en la cárcel.


El Dios de Abraham, de Isaac, de Jacob y de nuestros antepasados, a través de este milagro ha honrado a su siervo Jesús, a quien ustedes entregaron y rechazaron ante Pilato, a pesar de que este estaba resuelto a ponerlo en libertad.


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