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Juan 18:1 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

1 Al terminar de orar, Jesús salió con sus discípulos y cruzó el arroyo de Cedrón. Al otro lado había un huerto al cual entraron.

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Biblia Reina Valera 1960

1 Habiendo dicho Jesús estas cosas, salió con sus discípulos al otro lado del torrente de Cedrón, donde había un huerto, en el cual entró con sus discípulos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Después de decir esas cosas, Jesús cruzó el valle de Cedrón con sus discípulos y entró en un huerto de olivos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Cuando terminó de hablar, Jesús pasó con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón. Había allí un huerto, y Jesús entró en él con sus discípulos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Después de decir estas cosas, Jesús salió con sus discípulos al otro lado del arroyo invernal de Cedrón, donde había un huerto, en el cual entró Él y sus discípulos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Dicho esto, salió Jesús con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, en el cual entró él con sus discípulos.

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Juan 18:1
25 Tagairtí Cros  

Dios el Señor puso al hombre en el jardín de Edén para que lo labrara y lo cuidara,


Entonces Dios el Señor expulsó al hombre y a la mujer del jardín de Edén, y puso al hombre a que trabajara la tierra de la cual fue hecho.


Hubo profunda tristeza en la ciudad cuando el rey y los que lo acompañaban salieron, cruzaron el arroyo de Cedrón, y se dirigieron hacia el campo.


Depuso a su abuela Macá, como reina madre, debido a que ella había hecho un ídolo. Asá destruyó y quemó este ídolo en el arroyo de Cedrón.


A continuación derribó los altares que los reyes de Judá habían edificado en la azotea del palacio, sobre la sala de Acaz. Además destruyó los altares que Manasés había edificado en los dos atrios del templo del Señor. Los molió, y esparció el polvo por el valle de Cedrón.


Entonces el rey ordenó al sumo sacerdote Jilquías y a los demás sacerdotes y guardas del templo que destruyeran todos los instrumentos usados en la adoración a Baal, a Aserá, al sol, la luna y las estrellas. El rey hizo que todo fuera quemado en los campos del valle de Cedrón, en las afueras de Jerusalén, y llevó las cenizas a Betel.


Hizo quitar el abominable ídolo de Aserá del templo del Señor, y lo llevó a las afueras de Jerusalén, al arroyo de Cedrón. Allí lo quemó y lo redujo a polvo, y arrojó el polvo sobre la fosa común.


El rey Asá tomó incluso la medida de alejar a su abuela Macá del lugar que debía ocupar como reina madre, porque ella había hecho una horrible imagen de la diosa Aserá. El rey Asá derribó el ídolo, lo destruyó y lo quemó junto al torrente de Cedrón.


Los sacerdotes limpiaron el interior del templo y sacaron al atrio toda la basura que hallaron allí, y la arrojaron en el arroyo de Cedrón.


Luego pusieron manos a la obra y destruyeron los altares paganos de Jerusalén, derribaron los altares paganos donde se quemaba incienso y los arrojaron al arroyo de Cedrón.


Y toda la ciudad, inclusive el cementerio y el botadero de cenizas que se encuentra en el valle, será santa para el Señor, igual que todos los campos hasta el arroyo de Cedrón, y desde allí hasta la puerta de los Caballos en el lado oriental de la ciudad; nunca más la volverán a conquistar ni a destruir.


Hay que partirla en pedazos y echarle aceite encima. Es una ofrenda de cereal.


Después de estas palabras, cantaron un himno y se fueron al monte de los Olivos.


Entonces se los llevó al huerto de Getsemaní, y les pidió que se sentaran y lo esperaran mientras entraba al huerto a orar.


Después de cantar los salmos, se fueron al monte de los Olivos.


Llegaron a un lugar llamado Getsemaní, y Jesús les dijo a sus discípulos: ―Siéntense aquí mientras yo voy a orar.


¡Levántense! ¡Vámonos! Aquí viene el que me traiciona».


pero todos tienen que saber que amo al Padre y que hago lo que él me ordena. ¡Levántense, vámonos de aquí!


Uno de los criados del sumo sacerdote, que era pariente de aquel al que Pedro le había cortado la oreja, le preguntó: ―¿No te vi con él en el huerto?


y fue a visitarnos. Al ver a Pablo, le quitó el cinturón, se ató con él de pies y manos y dijo: ―El Espíritu Santo dice: “Así atarán los judíos de Jerusalén al dueño de este cinturón y lo entregarán a los gentiles”.


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