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Juan 12:25 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

25 El que ama su vida la pierde; en cambio, quien desprecia su vida en este mundo, la conserva para la vida eterna.

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Biblia Reina Valera 1960

25 El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

25 Los que aman su vida en este mundo la perderán. Los que no le dan importancia a su vida en este mundo la conservarán por toda la eternidad.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

25 El que ama su vida la destruye; y el que desprecia su vida en este mundo, la conserva para la vida eterna.

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La Biblia Textual 3a Edicion

25 El que ama su vida, la pierde; y el que aborrece su vida en este mundo, la guardará para vida eterna.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

25 El que ama su vida la pierde y el que odia su vida en este mundo la conservará para vida eterna.

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Juan 12:25
13 Tagairtí Cros  

Así es que ahora detesto la vida, pues es tan irracional; todo es insensatez, ¡es correr tras el viento!


El que se apegue demasiado a su vida, la perderá; pero el que renuncie a ella porque me ama, la salvará.


Porque el que trate de vivir para sí, perderá la vida; pero el que pierda la vida por mi causa, la hallará.


Y cualquiera que haya dejado hogar, hermanos, hermanas, padre, madre, esposa, hijos, tierras, por seguirme, recibirá cien veces lo que haya dejado, aparte de recibir la vida eterna.


El que se afana por salvar su vida, la perderá. Pero los que pierden su vida por mi causa y por la causa del evangelio, la salvarán.


«El que quiera seguirme tiene que amarme más que a su padre, a su madre, a su esposa y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso más que a su propia vida. De lo contrario, no podrá ser mi discípulo.


El que trate de conservar su vida, la perderá. El que la pierda, la conservará.


No me importa cuánto haya de sufrir ni trato de salvar mi vida. Lo único que me importa es terminar con gozo mi carrera y la tarea que me señaló el Señor Jesús: dar testimonio del inmenso amor de Dios.


―¿A qué viene tanto llanto? —nos respondió Pablo—. ¿Quieren destrozarme el corazón? Estoy dispuesto no sólo a sufrir las prisiones de Jerusalén sino también a morir por la causa del Señor Jesús.


Hubo mujeres que recobraron a sus muertos resucitados. A unos los mataron a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los dejaran libres.


Ellos lo vencieron con la sangre del Cordero y por el mensaje del que dieron testimonio, pues teniendo en poco sus vidas, no evitaron la muerte.


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