Juan 1:17 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

¹⁷ Por medio de Moisés recibimos la ley mientras que por medio de Jesucristo recibimos el amor y la verdad.

Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

¹⁷ Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.

Biblia Nueva Traducción Viviente

¹⁷ Pues la ley fue dada por medio de Moisés, pero el amor inagotable de Dios y su fidelidad vinieron por medio de Jesucristo.

Biblia Católica (Latinoamericana)

¹⁷ Por medio de Moisés hemos recibido la Ley, pero la verdad y el don amoroso nos llegó por medio de Jesucristo.

La Biblia Textual 3a Edicion

¹⁷ pues la ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad fueron hechas por medio de Jesús el Mesías.

Biblia Serafín de Ausejo 1975

¹⁷ Porque la ley fue dada por medio de Moisés y por Jesucristo vino la gracia y la verdad.

Juan 1:17 Tagairtí Cros

Génesis 22:18

Por haberme obedecido, todas las naciones del mundo serán bendecidas por medio de tus descendientes.

Génesis 3:15

Habrá siempre enemistad entre ti y la mujer, y entre tu descendencia y la de ella. El descendiente de la mujer te aplastará la cabeza, mientras tú solamente le morderás el talón.

Salmos 85:10

La misericordia y la verdad se encontraron. La justicia y la paz se besaron.

Salmos 98:3

Él ha recordado su promesa de amar y ser fiel a Israel. La tierra entera ha visto la salvación de nuestro Dios.

Miqueas 7:20

¡Permítenos, Señor, disfrutar otra vez de ese amor y esa fidelidad que hace muchos años prometiste a nuestros antepasados Abraham y Jacob!

Juan 1:14

Y la Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y hemos visto su gloria, la gloria que le pertenece al Hijo único del Padre, en el que abundan el amor y la verdad.

Juan 14:6

Jesús le contestó: ―Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie puede llegar al Padre si no es por mí.

Juan 18:37

Pilato le dijo: ―Entonces eres rey. Jesús le respondió: ―Tú eres el que dices que soy rey. Yo para esto nací y vine al mundo: para hablar de la verdad. Todo el que está de parte de la verdad, me escucha.

Juan 5:45

»Pero no crean que yo voy a acusarlos con mi Padre. Moisés será el que los acuse, ya que en él tienen puesta su confianza.

Juan 7:19

¿No es cierto que Moisés les dio a ustedes la ley? Sin embargo, ninguno de ustedes la obedece. ¿Por qué quieren matarme?

Juan 8:32

Entonces conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.

Juan 9:29

Sabemos que Dios le habló a Moisés, pero de este no sabemos nada.

Hechos 28:23

Entonces pusieron una fecha para reunirse con Pablo, y llegaron muchos a la casa donde él vivía. Desde la mañana hasta la tarde él les estuvo hablando acerca del reino de Dios. Usó desde la ley de Moisés hasta los profetas para convencerlos acerca de Jesús.

Hechos 7:38

En el desierto, Moisés estuvo como mediador entre el pueblo de Israel y el ángel que en la cumbre del Sinaí le entregó las palabras de vida para comunicárselas a nuestros antepasados.

Romanos 6:14

¡Que el pecado no vuelva a dominarlos! Ya no estamos atados a la ley; ahora vivimos bajo la gracia de Dios.

2 Corintios 1:20

Él hace lo que dice y cumple las promesas de Dios. Y nosotros, por medio de Cristo, respondemos «amén», para gloria de su nombre.

Gálatas 3:17

Lo que quiero decir es lo siguiente: Dios hizo un pacto con Abraham, y ese pacto no fue cancelado ni la promesa quedó anulada por la ley que vino cuatrocientos treinta años más tarde.

Deuteronomio 33:4

Las leyes que les he dado les son posesión muy preciosa.

Deuteronomio 4:44

Estas son las leyes que Moisés entregó al pueblo de Israel cuando salieron de Egipto y estuvieron acampados al oriente del río Jordán cerca de la ciudad de Bet Peor. (Este había sido parte del territorio de Sijón, rey de los amorreos. Su capital era Hesbón; él y su pueblo fueron destruidos por Moisés y los israelitas.

Deuteronomio 5:1

Moisés siguió hablándole al pueblo de Israel y le dijo: «Oigan ahora cuidadosamente estas leyes y normas que Dios les ha dado; apréndanselas, consérvenlas y obedézcanlas.

Hebreos 9:22

La ley exige que casi todo sea purificado con sangre, pues si no hay derramamiento de sangre no hay perdón.