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Josué 2:5 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

5 Dejaron la ciudad al atardecer, cuando las puertas estaban por cerrarse, y no sé hacia dónde fueron. Si se dan prisa quizás los puedan alcanzar».

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

5 Y cuando se iba a cerrar la puerta, siendo ya oscuro, esos hombres se salieron, y no sé a dónde han ido; seguidlos aprisa, y los alcanzaréis.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Salieron de la ciudad al anochecer, cuando las puertas estaban por cerrar. No sé hacia dónde fueron. Si se apresuran, probablemente los alcancen».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 se fueron al caer la noche, cuando se cierra la puerta de la ciudad, y no sé para dónde partieron. Si ustedes salen inmediatamente en su persecución, tal vez los atrapen'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 y al oscurecer, cuando se iba a cerrar la puerta de la ciudad,° los hombres salieron. No sé dónde se hayan ido esos hombres. Seguid rápidamente en pos de ellos que los alcanzaréis.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Cuando al anochecer se iba a cerrar la puerta, esos hombres salieron y no sé adónde han ido; daos prisa en perseguirlos y seguramente los alcanzaréis'.

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Josué 2:5
11 Tagairtí Cros  

Ordené que se cerraran las puertas de la ciudad a la caída de la tarde, antes de que empezara el sábado, y que no se abrieran hasta que hubiera pasado el día de reposo. Además, envié a algunos de mis siervos para que vigilaran las puertas, de modo que impidieran que alguna mercadería pudiera ser introducida en la ciudad en el día de reposo.


Sus portones permanecerán abiertos día y noche para que entre la riqueza de muchas naciones. Los reyes del mundo la abastecerán.


¡En aquellos días, dice el Señor, no se hallará pecado en Israel ni en Judá, porque yo perdonaré a los que hayan quedado, a quienes yo liberé!


Toda clase de árboles frutales crecerán en las riberas del río. Las hojas nunca se marchitarán y ni caerán, sino que siempre habrá fruto. Habrá una nueva cosecha de fruta cada mes, ¡sin falta! ¡Es que están regados por el río que fluye del templo! ¡Sus frutos servirán de alimento y sus hojas de medicina!


Pero ella los había escondido, y le dijo al oficial que comandaba el grupo: «Sí, unos hombres estuvieron aquí temprano, pero no sabía que eran espías.


Ella los había llevado a la azotea y los había escondido bajo unos manojos de lino que se estaban secando allí.


Los soldados fueron hasta el río Jordán buscándolos, y al salir tuvieron el cuidado de dejar las puertas de la ciudad bien cerradas.


Sus puertas jamás estarán cerradas, pues allí no existe la noche.


Cuando llegaron los soldados para arrestar a David, ella les dijo que estaba enfermo.


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