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Josué 14:12 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

12 Por lo tanto, te pido que me des la región montañosa que el Señor me prometió. Recordarás que cuando exploramos la tierra vimos que los anaceos vivían allí en ciudades con murallas muy grandes, pero si el Señor está conmigo yo los echaré de allí, como él prometió».

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Biblia Reina Valera 1960

12 Dame, pues, ahora este monte, del cual habló Jehová aquel día; porque tú oíste en aquel día que los anaceos están allí, y que hay ciudades grandes y fortificadas. Quizá Jehová estará conmigo, y los echaré, como Jehová ha dicho.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Así que dame la zona montañosa que el Señor me prometió. Tú recordarás que, mientras explorábamos, encontramos allí a los descendientes de Anac, que vivían en grandes ciudades amuralladas. Pero si el Señor está conmigo, yo los expulsaré de la tierra, tal como el Señor dijo».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Dame pues esa montaña de la que habló Yavé ese día. Tú mismo lo escuchaste entonces: allí están los anaquim en sus ciudades grandes y fortificadas, pero ¡ojalá que Yavé esté conmigo! Y los expulsaré como Yavé lo dijo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 Ahora pues, dame esta región montañosa, de la cual habló YHVH aquel día; porque tú mismo oíste aquel día que los anaceos estaban allí, así como ciudades grandes y fuertes. Quizás YHVH esté conmigo y yo pueda expulsarlos, tal como YHVH habló.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 Otórgame, pues, esta montaña a la que se refería Yahveh aquel día; pues aquel día oiste tú que estaban en ella los anaquitas y que sus ciudades son grandes y fortificadas. Si Yahveh está conmigo, los arrojaré de allí, como Yahveh me prometió'.

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Josué 14:12
21 Tagairtí Cros  

Quizás el Señor tu Dios ha oído que el Rabsaces de Asiria desafió al Dios viviente, y lo castigará. Ora por los que todavía quedamos vivos».


Asá clamó al Señor su Dios, y le dijo: «Señor, ¡nadie más puede ayudarnos, sino tú! Estamos aquí impotentes delante de esta multitud tan poderosa. ¡Señor Dios nuestro, ayúdanos! Porque confiamos en que tú puedes rescatarnos, y en tu nombre atacaremos a esta muchedumbre. ¡No dejes, Señor, que ningún ser humano se levante contra ti!».


No fue con su espada, ni por su propia fuerza y habilidad que vencieron, sino por tu gran poder y porque tú les sonreíste y los favoreciste.


Con el auxilio de Dios, realizaremos proezas, porque él pisoteará a nuestros enemigos.


Pero el pueblo que vive en ella es poderoso, sus ciudades están fortificadas y son grandes y, lo que es peor, hemos visto gigantes descendientes de Anac en aquellos lugares.


y vimos gigantes descendientes de Anac. Eran tan grandes que parecíamos langostas al lado de ellos.


El Señor le dijo a Moisés que no tuviera temor, que el enemigo ya estaba vencido. «Lo mismo que le ocurrió al rey Sijón en Hesbón le ocurrirá al rey Og», —les dijo el Señor.


¿Qué más se puede decir? Si Dios está de parte nuestra, ¿quién podrá estar contra nosotros?


¿A dónde vamos a entrar? Nuestros hermanos que han visitado la tierra nos han atemorizado con todo lo que nos contaron. Dicen que la gente de esa tierra es alta y fuerte, y que los muros de sus ciudades llegan hasta el cielo. Por si fuera poco, han visto gigantes allí: los descendientes de Anac”.


»Escucha, Israel: hoy mismo vas a cruzar el río Jordán e iniciarás la conquista de las naciones que viven al otro lado del río.


Pero el Señor tu Dios irá delante de ti como un fuego consumidor para destruirlos de modo que puedas vencerlos con rapidez y expulsarlos de la tierra.


Todo lo puedo en Cristo que me da fortaleza.


Ellos, por la fe, conquistaron reinos, hicieron justicia y recibieron lo que se les prometió, cerraron bocas de leones,


Caleb derrotó allí a los descendientes de los tres hijos de Anac: Sesay, Ajimán y Talmay.


La ciudad de Hebrón fue dada a Caleb como el Señor había prometido, y Caleb expulsó a todos sus habitantes, que eran descendientes de los tres hijos de Anac.


―Vamos a donde están esos paganos —dijo Jonatán a su escudero—. Quizás el Señor haga algo por medio nuestro. Para él no hay diferencia en salvar con muchos o con pocos.


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