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Jonás 2:6 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

6 Descendí hasta donde están las bases de las montañas que salen de lo profundo del océano. La vida se me escapaba poco a poco, y me sentía ya más muerto que vivo. Pero tú, Señor, Dios mío, me salvaste de esa situación desesperada y me permitiste seguir con vida.

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Biblia Reina Valera 1960

6 Descendí a los cimientos de los montes; La tierra echó sus cerrojos sobre mí para siempre; Mas tú sacaste mi vida de la sepultura, oh Jehová Dios mío.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Me hundí hasta las raíces de las montañas. Me quedé preso en la tierra, cuyas puertas se cierran para siempre. Pero tú, oh Señor mi Dios, ¡me arrebataste de las garras de la muerte!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Me subían las aguas hasta el cuello, el abismo me rodeaba, las algas se enredaban en mi cabeza.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Descendí a los cimientos de los montes, Y cuando la tierra echaba sus cerrojos Para siempre sobre mí, Tú, oh YHVH, Dios mío, Sacaste de la fosa mi vida,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 El agua me alcanzaba hasta el cuello, el abismo me envolvía, las algas se enredaban en mi cabeza.

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Jonás 2:6
25 Tagairtí Cros  

No me hizo morir. Continuaré viviendo en el mundo de la luz”.


Vestiste la tierra con torrentes de agua que cubrieran las montañas.


Las montañas salieron y los valles se hundieron hasta el lugar que tú les diste.


Los lazos de la muerte me enredaron; el terror del sepulcro me sorprendió, solo veía problemas y tristeza.


Ven pronto, Señor, y respóndeme, porque cada vez me deprimo más; ¡no te apartes de mí, o me muero!


porque no me dejarás entre los muertos; no permitirás que tu amado se pudra en el sepulcro.


El sepulcro me enredó en sus lazos; la misma muerte me clavó su mirada. Atrapado e indefenso, luchaba yo contra las cuerdas que me arrastraban hacia la muerte.


Me sacaste del borde de la tumba, de la muerte misma, y heme aquí con vida.


«Señor, ¿qué ganarás con matarme? ¿Acaso puede el polvo mío hablar desde el sepulcro y proclamar al mundo tu fidelidad?


Enviará a los malos al abismo de destrucción. Los homicidas y los mentirosos no vivirán la mitad de sus días. Pero yo confío en que tú me salvarás.


Tú formaste los montes con tu gran fuerza, y te rodeaste de potencia.


Cada vez me hundo más en el lodo, y no tengo dónde apoyar el pie. Estoy en medio de aguas profundas y la corriente me arrastra.


«He recorrido solo la mitad de mi vida y tengo que dejarla. Se me despoja de mis años normales y tengo que traspasar las puertas del Seol.


»Sí, ahora lo comprendo: fue bueno que yo padeciera esta amargura, pues amorosamente me has librado de la muerte, has perdonado todos mis pecados.


¿Qué otro ha tenido los océanos en sus manos y medido el cielo con su regla? ¿Qué otro conoce el peso de la tierra y pesa las montañas y colinas?


Te enviaré al fondo del abismo del infierno para permanecer allí con aquellos que están ahí desde mucho tiempo antes. Tu ciudad quedará en ruinas, muerta, como los cadáveres de aquellos que entraron en el mundo del más allá de los muertos. Nunca más serás poblada o tendrás hermosura aquí en la tierra de los vivientes.


¡Que ninguna otra nación se regocije con orgullo por su propia prosperidad, aunque sea más alta que las nubes, pues todas están sentenciadas y caerán estrepitosamente junto con todos los hombres orgullosos del mundo!”».


Los montes te vieron y temblaron. Se desata un aguacero torrencial y una tormenta que agita el mar y eleva sus olas llenas de espuma.


Si se detiene, entonces la tierra tiembla; lanza una mirada a las naciones, y estas se espantan. Ante él se desmoronan las viejas montañas y los cerros antiguos se derrumban. ¡Su poder es el mismo de siempre!


Tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia, y los poderes del infierno no prevalecerán contra ella.


Porque mi ira se ha encendido como un fuego que quema los abismos profundos, consume la tierra y todos sus productos, y enciende las montañas con fuego.


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