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Job 30:1 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

1 »Pero ahora, quienes son menores que yo se burlan de mí, jovencitos cuyos padres no les llegaban ni a las pantorrillas de mis perros ovejeros.

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Biblia Reina Valera 1960

1 Pero ahora se ríen de mí los más jóvenes que yo, A cuyos padres yo desdeñara poner con los perros de mi ganado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 »Sin embargo, ahora, los que son más jóvenes que yo se burlan de mí, jóvenes cuyos padres no son dignos de correr con mis perros ovejeros.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Pero ahora se ríen de mí unos más jóvenes que yo y cuyos padres, para mí, no eran dignos ni de mezclarse con los perros de mi ganado.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Pero ahora, se burlan de mí los que son más jóvenes que yo, A cuyos padres había yo rehusado aun dejar los perros de mi rebaño,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Y ahora se ríen de mí los que tienen menos años que yo, a cuyos padres yo consideraba indignos de figurar al frente de los perros de mi grey.

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Job 30:1
17 Tagairtí Cros  

Eliseo salió de Jericó y se dirigió a Betel. En el camino, unos muchachos de la ciudad comenzaron a burlarse de él. «¡Calvo, sube al cielo tú también! ¡Calvo, sube!».


»Yo, que imploraba ayuda de Dios y de Dios obtenía respuesta, me he convertido en hazmerreír de mis vecinos. Sí, yo, varón justo, soy ahora objeto de burla.


¡Ah! Cierto que tienen espaldas fuertes, pero son necios inútiles, insensatos.


Los orgullosos me ofenden hasta el colmo pero yo no me aparto de tu ley.


Soy la comidilla del pueblo, y los borrachos cantan coplas acerca de mí.


Y reinará la peor de las anarquías: cada cual pisoteará a su prójimo, el vecino luchará contra su vecino, los jóvenes se rebelarán contra la autoridad, los delincuentes se reirán de las personas honorables.


Entonces algunos comenzaron a escupirlo, le vendaron los ojos, lo golpearon y le gritaban: ―¡Profetiza! Y los guardias también le pegaron en la cara.


y les dijo: ―Ustedes me trajeron a este hombre acusado de incitar al pueblo a la rebelión. Pero ya lo he interrogado delante de ustedes y no lo encuentro culpable de lo que ustedes lo acusan.


Pero todos gritaban a una voz: ―¡Llévate a ese! ¡Deja libre a Barrabás!


La gente se quedó allí para mirar; y por su parte, los gobernantes se burlaban de él. Decían: ―Si es el Cristo de Dios, el Escogido, que se salve a sí mismo como salvó a otros.


Uno de los criminales que estaban allí colgados también empezó a insultarlo: ―¿Acaso, no eres tú el Cristo? ¡Sálvate a ti mismo y sálvanos a nosotros también!


Pero los judíos, celosos, anduvieron incitando a individuos ociosos de la peor calaña. Se formó así una turba que se dirigió a casa de Jasón, pues querían llevar a Pablo y a Silas ante el consejo municipal para que los castigaran.


Uno de sus propios profetas dijo lo siguiente: «Los cretenses son siempre mentirosos, malas bestias, glotones y perezosos».


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