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Job 1:5 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

5 Al terminar el ciclo de los banquetes, Job reunía a sus hijos y los santificaba; se levantaba muy de mañana y presentaba una ofrenda por cada uno de ellos. Porque pensaba: «Quizás mis hijos hayan pecado y en su corazón se hayan alejado de Dios». Estas cosas eran costumbre en Job.

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Biblia Reina Valera 1960

5 Y acontecía que habiendo pasado en turno los días del convite, Job enviaba y los santificaba, y se levantaba de mañana y ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos. Porque decía Job: Quizá habrán pecado mis hijos, y habrán blasfemado contra Dios en sus corazones. De esta manera hacía todos los días.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Cuando las fiestas terminaban —a veces después de varios días— Job purificaba a sus hijos. Se levantaba temprano por la mañana y ofrecía una ofrenda quemada por cada uno de ellos, porque pensaba: «Quizá mis hijos hayan pecado y maldecido a Dios en el corazón». Esta era una práctica habitual de Job.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Una vez terminados los días de esos banquetes, Job los mandaba a llamar para purificarlos; se levantaba muy temprano y ofrecía sacrificios por cada uno de ellos, pues decía: 'Puede que mis hijos hayan pecado y ofendido a Dios en su corazón. Así hacía Job.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Y ocurría que al finalizar los días del festín, Job enviaba por ellos° para purificarlos, y levantándose de madrugada, ofrecía holocaustos por todos ellos, conforme a su número, pues decía Job: Quizás mis hijos han pecado contra ’Elohim y blasfemado en su corazón. Así hacía Job siempre.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Una vez terminados los días de banquete, Job los hacía venir para purificarlos y, levantándose muy de mañana, ofrecía un holocausto por cada uno de ellos, pues se decía para sí: 'Quizá mis hijos hayan pecado y maldecido a Dios en su corazón'. Así hacía Job constantemente.

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Job 1:5
36 Tagairtí Cros  

Al día siguiente, Abraham madrugó y ensilló su burro. Luego cortó la leña para el holocausto, y junto con dos de sus criados y su hijo Isaac salió rumbo al lugar que Dios le había indicado.


Cuando el Señor Dios vio el alcance de la maldad humana, y que la gente sólo pensaba en hacer lo malo, le dolió haberla creado y se llenó de mucho pesar.


Después Noé construyó un altar para adorar al Señor. En ese altar Noé le ofreció a Dios animales y aves adecuados para el sacrificio, es decir, que eran puros.


Tomó doce piedras, una en representación de cada tribu de Israel,


y busquen a dos personas que lo acusen de haber blasfemado contra Dios y de haber maldecido al rey. Luego sáquenlo y mátenlo a pedradas».


Entonces dos hombres sin conciencia lo acusaron de haber maldecido a Dios y al rey. Entonces Nabot fue arrastrado a las afueras de la ciudad, donde lo apedrearon hasta darle muerte.


Los sacerdotes y levitas se purificaron primero; luego purificaron al pueblo, las puertas y la muralla.


Pero quítale sus riquezas, ¡y ya verás cómo te maldice en tu propia cara!


Los hijos de Job, acostumbraban turnarse para celebrar banquetes en sus respectivas casas e invitaban a sus hermanos y hermanas a comer y beber con ellos.


Su esposa le reprochó: ―¿Persistes en tu vida piadosa viendo todo lo que Dios te ha hecho? ¡Maldícelo y muérete!


Porque él se goza en el Todopoderoso o se acuerda de Dios sólo en tiempos de crisis.


Cuando se pone de pie, aun los más fuertes se atemorizan: el terror los domina.


Ahora tomen siete becerros y siete carneros; vayan a mi siervo Job y presenten una ofrenda quemada en expiación por ustedes; y mi siervo Job orará por ustedes, y yo aceptaré su oración en favor suyo, y no los destruiré como debería hacerlo por su pecado, porque no han hablado rectamente respecto a mi siervo Job».


»Uno debe tener piedad con el amigo desfalleciente, pero tú me has acusado sin el mínimo temor a Dios.


Si tus hijos pecaron contra él y él los castigó,


Cada mañana, Señor escucha mi clamor; por la mañana te presento mis súplicas y atento espero tu presencia.


Luego, Jetro ofreció sacrificios a Dios. Aarón y los líderes de Israel fueron a ver a Jetro, y todos juntos comieron del sacrificio delante de Dios.


Desciende ahora y haz que el pueblo se prepare para mi visita. Santifícalos hoy y mañana; y haz que laven su ropa.


Entonces envió a algunos de los jóvenes a hacer holocaustos y a sacrificar ofrendas de paz al Señor.


Haz bien todo lo que emprendas, porque en la muerte, a la cual vas, no hay trabajo, planes, saber ni entendimiento.


¡Oh Jerusalén, pon en orden tu vida mientras haya tiempo; aún puedes salvarte cambiando tu conducta y modo de pensar!


Si Noé, Daniel y Job estuvieran hoy aquí, sólo ellos serían salvados debido su forma de vivir justa, pero yo destruiría el resto de Israel, dice el Señor Dios.


con santidad y justicia, viviendo en su presencia todos los días de nuestra vida.


¿No creen ustedes que Dios hará justicia a los que él ha escogido y que claman a él día y noche? ¿Se tardará él en responderles?


Como faltaba poco para la Pascua judía, mucha gente iba del campo a Jerusalén para la ceremonia de su purificación, antes de la Pascua.


Pablo estuvo de acuerdo, y al día siguiente fue al templo con aquellos hombres a observar la ceremonia y a proclamar su voto de ofrecer más tarde un sacrificio junto con los demás.


Arrepiéntete de esta maldad y ora. Quizás Dios te perdone los malos pensamientos,


Por eso, no se precipiten a sacar conclusiones sobre si alguien es buen siervo o no. Esperen a que venga el Señor. Él sacará a la luz lo que está oculto en la oscuridad, y pondrá al descubierto las intenciones del corazón. Cuando ese momento llegue, cada uno recibirá de Dios la alabanza que merezca.


Siento celo por ustedes, celo que Dios ha puesto en mí; anhelo que amen sólo a Cristo, como doncella pura que reserva su cariño para el hombre que la tomará por esposa.


Sobre todo, oren a Dios en todo tiempo. Y cuando lo hagan, sean dirigidos por el Espíritu. Manténganse bien despiertos y vigilantes, y no dejen de orar por todo el pueblo santo de Dios.


―No pasa nada —contestó Samuel—. He venido a ofrecer un sacrificio al Señor. Purifíquense y acompáñenme al sacrificio. Y realizó el rito de la purificación en favor de Isaí y de sus hijos y los invitó al sacrificio.


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