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Jeremías 8:16 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

16 Se escucha gran escándalo de guerra viniendo del norte. Todo el mundo se llena de espanto al acercarse el terrible ejército, pues viene el enemigo y a su paso acaba con todo cuanto halla, ciudades y gente por igual.

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

16 Desde Dan se oyó el bufido de sus caballos; al sonido de los relinchos de sus corceles tembló toda la tierra; y vinieron y devoraron la tierra y su abundancia, a la ciudad y a los moradores de ella.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 »Ya se puede oír el resoplido de los caballos de guerra del enemigo ¡desde tan lejos como la tierra de Dan en el norte! El relincho de sus sementales hace temblar toda la tierra. Vienen a devorar el país y todo lo que hay en él, tanto las ciudades como los habitantes.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Desde Dan se siente el resuello de sus caballos; al relincho sonoro de sus corceles, toda la tierra tiembla. Vienen a comerse el país y sus bienes, la ciudad y sus habitantes.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 Desde Dan se oye el resoplar de los caballos; Al estruendo del relincho de sus fuertes corceles° se estremece la tierra. Llegan° y devoran la tierra con sus habitantes, La ciudad con sus vecinos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 Desde Dan se oye el resoplar de sus caballos; al estridor de los relinchos de sus corceles retiembla toda la tierra; vienen a devorar el país y cuanto contiene, la ciudad y los que la habitan.

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Jeremías 8:16
22 Tagairtí Cros  

¿Le diste tú la capacidad de saltar como la langosta? ¡Su majestuoso relincho es digno de escucharse!


A Dios pertenece la tierra. Suyo es cuanto ser habita en el mundo.


Deja caer tu cólera sobre las naciones que no te obedecen, pues han causado tanto daño a Israel que lo han dejado convertido en triste páramo.


Desde nuestra niñez hemos visto cuanto nuestros antepasados tenían (rebaños, ganado, hijos e hijas) derrochado en sacerdotes e ídolos, y ahora vemos que por causa de la idolatría lo hemos perdido todo.


Pero en aquel día venidero, todos los que los destruyen serán destruidos, y todos sus enemigos les servirán como esclavos. A los que les roban se les robará, y los que los atacan serán atacados. ¡A todos pagaré con su propia moneda!


«¿Dónde hallaremos paz?» claman. «No hay sino miedo y temblor».


Miré a los montes y los vi temblar y estremecerse, como reflejo de lo que le acontecía a los habitantes de la ciudad.


El enemigo viene como un león furtivo que sale furioso desde su guarida, y se encamina a la tierra de ustedes. Sus ciudades quedarán en ruinas, sin un habitante.


¡Pero no es una inundación de aguas sino de soldados enemigos! Escuchen el tamborileo de las herraduras de los caballos y el estruendo de las ruedas al paso de los carros de guerra. ¡Huyen los padres sin volver siquiera la mirada a sus indefensos hijos,


Y ellos devorarán tus cosechas y el pan de tus hijos e hijas, se apropiarán de tus rebaños de ovejas y tu ganado; sí, y también se comerán tus uvas e higos; y saquearán tus ciudades, las que tú considerabas muy seguras por tener fuertes murallas y torreones defensivos.


Armados hasta los dientes, vienen a la matanza; son crueles e implacables; su grito de guerra retumba como el mar que se estrella contra las rocas. ¡Ay Babilonia, vienen en sus carros de guerra a presentarte batalla!


Babilonia tiembla y se retuerce de dolor, porque todo lo que el Señor ha planeado contra ella se mantiene firme. Babilonia quedará desierta, sin persona viva.


Son un pueblo cruel y despiadado, jinetes expertos y disciplinados, armado hasta los dientes, en pie de guerra. Es tan grande que su avance produce un escándalo como rugido de mar.


¡Oigan el chasquido de los látigos y el ruido de los carros de guerra de los enemigos que se lanzan contra ella!


Los montes te vieron y temblaron. Se desata un aguacero torrencial y una tormenta que agita el mar y eleva sus olas llenas de espuma.


Porque la tierra y cuanto en ella hay pertenecen al Señor.


Pero si alguien les advierte de que aquella carne fue sacrificada a los ídolos, no la coman por el bien del que lo dijo, y por motivos de conciencia.


La ciudad fue llamada Dan, en honor a su antepasado, el hijo de Israel, pero anteriormente se llamaba Lais.


Entonces toda la nación de Israel envió a sus dirigentes y a cuatrocientos cincuenta mil hombres para que se reunieran delante del Señor en Mizpa. Vinieron desde Dan, desde Berseba y de todos los lugares intermedios, y desde el otro lado del Jordán, de la tierra de Galaad.


Escucha las pisadas de los caballos de los enemigos. Escucha el galopar de los valientes.


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