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Jeremías 51:9 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

9 Si pudiéramos le ayudaríamos, pero ya no tiene remedio. Déjenla, abandónenla y vuelvan a su patria, porque lo que sufre es un castigo que Dios le manda desde el cielo.

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Biblia Reina Valera 1960

9 Curamos a Babilonia, y no ha sanado; dejadla, y vámonos cada uno a su tierra; porque ha llegado hasta el cielo su juicio, y se ha alzado hasta las nubes.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 La habríamos ayudado si hubiéramos podido, pero ya nada se puede hacer por ella. Déjenla ir; abandónenla. Regresen ahora a su propio país. Pues su castigo llega hasta los cielos; es tan grande que no se puede medir.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Atendimos a Babilonia, pero no se recuperó. Dejémosla ahí y partamos cada uno para nuestra tierra; porque el juicio en su contra llega hasta el cielo y se eleva hasta las nubes.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Hemos querido sanar a Babilonia, Pero no ha sanado; Abandonadla, y vámonos cada uno a nuestra tierra, Porque su castigo ha llegado hasta los cielos, Se ha alzado hasta las nubes.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Curamos a Babel y no sanó. Dejémosla, y vayamos cada uno a su país. Pues hasta los cielos llega su juicio, y se eleva hasta las nubes.

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Jeremías 51:9
13 Tagairtí Cros  

Pero cuando los israelitas regresaban a Samaria, les salió al encuentro Obed, profeta del Señor, y dijo: ―Miren, el Señor, Dios de nuestros padres, estaba airado con Judá y, por eso, permitió que ustedes los capturaran. Pero ustedes los mataron con tal crueldad, que en el cielo se tomó nota de esto.


y le dije en oración: «Dios mío, estoy avergonzado. Tengo vergüenza de levantar el rostro hacia ti, porque nuestros pecados son tantos, que sobrepasan nuestras cabezas, y nuestra culpa es tan grande como los cielos.


Los ejércitos de Babilonia correrán hasta agotarse, huyendo hacia su país como si fueran venados perseguidos por los perros, como ovejas errantes abandonadas de su pastor.


Y todos tus amigos de la infancia se desvanecerán y desaparecerán, incapaces de ayudar.


Enormes multitudes caen amontonadas. (Entonces el grupo de sobrevivientes de los judíos dirá: «¡Vengan, regresemos a Judá en donde nacimos, y alejémonos de toda esta matanza!»).


¡Abandónenla todos los jornaleros, huyan a sus fincas conforme se acerca el enemigo!


Pasó la cosecha, se fue el verano y nosotros seguimos esperando nuestra salvación.


»¡A mi pueblo le va a ir muy mal por haberme abandonado! ¡Será destruido por haberse puesto en mi contra! Yo quería salvarlos, pero ellos no hacen más que calumniarme.


Entonces oí otra voz del cielo que decía: «Sal de esa ciudad, pueblo mío; no participes en su pecado para que no se te castigue con ella,


porque sus pecados se han ido amontonando hasta el cielo y Dios va a juzgarla por su perversidad.


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