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Jeremías 51:20 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

20 El rey Ciro es el hacha de guerra y la espada de Dios. Tú serás mi instrumento, dice el Señor, para despedazar a las naciones y destruir muchos reinos.

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

20 Martillo me sois, y armas de guerra; y por medio de ti quebrantaré naciones, y por medio de ti destruiré reinos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 «Tú eres mi hacha de guerra y mi espada —dice el Señor—. Contigo destrozaré naciones y destruiré muchos reinos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 Yo te usé como un martillo, como una maza para el combate.

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 Tú° fuiste mi mazo y mis armas de guerra: Por medio de ti he hecho pedazos las naciones, Por medio de ti aniquilé reinos,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 Martillo fuiste para mí, instrumento de guerra. Contigo martillé naciones, contigo destruí reinos;

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Jeremías 51:20
20 Tagairtí Cros  

Pero el Señor dice: «¿Pretenderá el hacha tener más poder que el hombre que la maneja? ¿Será la sierra más importante que el serrador? ¿Podrá la vara golpear a menos que la mano la mueva? ¿Podrá el bordón caminar por sí solo?».


Asiria es el látigo de mi ira, su fuerza militar es el arma que empleo contra esta nación impía, sentenciada y condenada. Ella los esclavizará, los saqueará y pisoteará como tierra bajo sus pies.


desde lejanos países. Son las armas que emplea contra ti, oh Babilonia. Son portadores de su ira y destruirán toda tu tierra.


»”Pero ¿todavía ignoras que fui yo quien decidí y permití todo esto desde hace mucho? Yo hice que todo ocurriera tal como lo planeé: que derribaras las ciudades amuralladas convirtiéndolas en ruinas.


Este es el mensaje del Señor para Ciro, ungido de Dios, a quien ha elegido para que conquiste muchas tierras. Dios dará poder a su mano derecha y él aplastará la fortaleza de poderosos reyes. Dios le abrirá las puertas de Babilonia, y las puertas no se le cerrarán más.


Por mucho que hagan Siria e Israel, enemigos nuestros, no triunfarán; serán despedazados. Escúchenme ustedes, todos nuestros enemigos: Alístense para hacernos la guerra, y perecerán. ¡Sí, perecerán! Reúnan sus consejos de guerra, desarrollen su estrategia, preparen planes de ataque contra nosotros, ¡y perezcan! porque Dios está con nosotros.


Todo este país se convertirá en un arenal desolado; todo mundo quedará con la boca abierta de asombro ante el desastre que les llegará. Durante setenta años Israel y las naciones vecinas servirán al rey de Babilonia.


Babilonia, el más poderoso martillo del mundo, está quebrada y esparcida por el suelo. ¡Derrotada entre las naciones está Babilonia!


Ahora tiemblen porque la espada afilada está ya en manos del verdugo.


Descargaré mi cólera de tal manera que parecerá un fuego avasallador; y los entregaré en manos de hombres crueles, experimentados en la destrucción.


Pero ellas no conocen las intenciones del Señor, no tienen ni idea de sus planes. No saben que el Señor las juntará como si fueran manojos de espigas en la era para luego destruirlas.


¡Levántate y trilla, hija de Sion! Pues el Señor te dice: «Yo te daré mucho poder, como si tuvieras cuernos de hierro y cascos de bronce, y desmenuzarás con ellos a muchos pueblos; y te daré sus riquezas para que me las entregues como ofrenda a mí, que soy el Señor de toda la tierra».


¡Nínive, estás acabada! ¡Ya estás sitiada por los ejércitos enemigos! ¡Haz sonar las alarmas! ¡Refuerza con guerreros tus murallas! ¡Pasa revista a tus defensas, a todas tus fuerzas, y monta una buena vigilancia porque comienza el ataque del enemigo!


De Judá saldrá la piedra del ángulo, que es la más importante de una construcción; y la estaca más resistente de su tienda de campaña; también el arco para la guerra; saldrán también eficaces gobernantes.


El rey, enojado, ordenó al ejército que acabara con aquellos asesinos y quemara la ciudad.


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