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Jeremías 50:20 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

20 ¡En aquellos días, dice el Señor, no se hallará pecado en Israel ni en Judá, porque yo perdonaré a los que hayan quedado, a quienes yo liberé!

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Biblia Reina Valera 1960

20 En aquellos días y en aquel tiempo, dice Jehová, la maldad de Israel será buscada, y no aparecerá; y los pecados de Judá, y no se hallarán; porque perdonaré a los que yo hubiere dejado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 En esos días —dice el Señor—, no se encontrará pecado en Israel ni en Judá, porque perdonaré al remanente que yo guarde.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 En aquellos días, entonces, se buscará la culpa de Israel, pero no existirá; los pecados de Judá, pero no se hallará ninguno, porque al que salvo, yo le perdono.

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 En aquellos días y en aquella hora, dice YHVH, se buscará la culpa de Israel, y no se hallará, y el pecado de Judá, y no se encontrará, porque Yo habré perdonado al remanente que me haya reservado.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 En aquellos días y en aquel tiempo -oráculo de Yahveh-, se buscará la culpa de Israel y no la habrá, y los pecados de Judá y no se hallarán, porque perdonaré al resto que yo deje.

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Jeremías 50:20
30 Tagairtí Cros  

Ha arrojado nuestros pecados tan lejos de nosotros como está el oriente del occidente.


Has probado mis pensamientos; aun de noche has examinado mi corazón. Has buscado dentro de mí sin hallar nada incorrecto y sabes que he dicho la verdad.


de modo que tu ira, tu ardiente enojo, ya se ha apagado.


Si el Señor Todopoderoso no hubiera intervenido para salvar a unos cuantos de nosotros, habríamos sido destruidos como lo fueron Sodoma y Gomorra.


Un remanente de ellos retornará al Dios poderoso.


El pueblo de Israel ya no dirá: «Estamos enfermos y desesperados», porque el Señor les perdonará sus pecados y los bendecirá.


Yo, sí, sólo yo soy quien borra sus pecados por amor a mí mismo y nunca más los recordaré.


Yo he borrado tus pecados, se han esfumado como niebla matutina al llegar el mediodía. ¡Oh, regresa a mí, pues yo pagué el precio de tu libertad!


En aquel tiempo ya no será necesario que uno al otro se amoneste para conocer al Señor pues cada cual, el grande y el pequeño, realmente me conocerá, dice el Señor, y yo perdonaré y olvidaré sus graves faltas.


Y en aquel tiempo haré subir al trono al verdadero Hijo de David, y él gobernará con justicia.


Y los limpiaré de todas sus acciones perversas contra mí y los perdonaré.


Ni uno de ellos escapará a mi cólera excepto los que se arrepientan de haber venido y huyan de los demás para volver a su propio país.


Entonces, sollozando, los pueblos de Israel y Judá se reunirán y buscarán al Señor su Dios.


¡Tu castigo ha terminado, Jerusalén, pronto terminará tu condición de esclava en tierra lejana! ¡Pero para ti, Edom, el castigo apenas empieza! ¡Pronto quedarán al descubierto todas tus maldades!


Todas sus maldades pasadas serán olvidadas, y esta persona seguirá viviendo debido a su justicia.


Una vez más ten compasión de nosotros y borra de tus registros nuestras faltas. ¡Olvídate de nuestras maldades como si hubieran sido echadas para siempre en lo más profundo del mar!


Serán protegidos los pobres y los humildes, y confiarán en la protección que el Señor les ofrece.


¡Pon mucha atención, Josué, delante de ti he puesto una piedra! ¡Es una piedra extraordinaria de siete lados! En ella voy a dejar grabado un mensaje. ¡En un solo día perdonaré el pecado de esta tierra! ¡Lo afirmo yo, el Señor Todopoderoso!


Él no ha visto pecado en Jacob, ni perversidad en Israel. El Señor su Dios está con ellos. Él es su rey.


»Por eso, arrepiéntanse y vuélvanse a Dios para que él los limpie de sus pecados


Y cuando Dios le devolvió la vida a su Siervo, lo envió primero a ustedes para bendecirlos y para que cada uno se apartara de su maldad».


Y si es por ese amor gratuito de Dios, entonces ya no depende de lo que ellos hagan. Si así no fuera, la salvación dejaría de ser gratuita.


Aquel pecado de un solo hombre no puede compararse con el regalo de Dios. Por un pecado vino la condenación a muchos, mientras que por causa de muchos pecados vino el regalo de Dios que nos hace justos.


No entreguen ninguna parte de su cuerpo al pecado para que se convierta en instrumento del mal. Más bien, entréguense por completo a Dios, como quienes ya han muerto y han vuelto a vivir. Y preséntenle sus miembros como instrumentos para la justicia.


Recuerden que si no ha venido todavía es porque nos está concediendo tiempo para nuestra salvación. Nuestro sabio y amado hermano Pablo ya les ha hablado de esto en muchas de sus cartas. Algunos de sus comentarios no son fáciles de entender. Por eso, los ignorantes y los inconstantes tuercen su significado (así como también el de otros pasajes de las Escrituras) con lo que se labran su propia destrucción.


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