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Jeremías 46:14 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

14 ¡Grítalo en Egipto, publícalo en las ciudades de Migdol, Menfis y Tafnes! Es mejor que no emprendas ninguna acción, no te movilices para la guerra, porque las armas del enemigo acabarán de cualquier modo con todo en torno tuyo.

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

14 Anunciad en Egipto, y haced saber en Migdol; haced saber también en Menfis y en Tafnes; decid: Ponte en pie y prepárate, porque espada devorará tu comarca.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

14 «¡Grítenlo en Egipto! ¡Publíquenlo en las ciudades de Migdol, Menfis y Tafnes! Movilícense para la batalla, porque la espada devorará a todos los que están a su alrededor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

14 Publíquenlo en Migdol y repítanlo en Nof. Digan: Levántate y prepárate, porque la espada anda devorando a tu alrededor.

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La Biblia Textual 3a Edicion

14 ¡Decidlo en Egipto, Proclamadlo en Migdol! ¡Hacedlo saber en Menfis y en Tafnes! Decid: ¡Ponte en pie y estate alerta, Que la espada ya devora en derredor!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

14 Anunciadlo en Egipto, pregonadlo en Migdol, pregonadlo en Nof y Tafnis, decid: '¡A formar! ¡Prepárate!'. Que la espada devora en torno a ti.

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Jeremías 46:14
23 Tagairtí Cros  

y Abner le gritó a Joab: ―¿Hasta cuándo seguiremos matándonos, siendo hermanos? ¿No te das cuenta de lo amarga que resultará la victoria para cualquiera de los dos? ¿Qué esperas para ordenar a tus tropas que dejen de perseguir a sus hermanos?


«Diles a los israelitas que den la vuelta hacia Pi Ajirot, entre Migdol y el mar, frente a Baal Zefón, y que acampen allí junto al mar.


Pero si continúan volviéndome las espaldas y negándose a escucharme, morirán a manos de sus enemigos. Yo, el Señor, se los aseguro.


Los «sabios» de Zoán también son necios y los de Menfis absolutamente ilusos. Son los mejores que puedes hallar, pero han arruinado a Egipto con su necio consejo.


Y los asirios serán destruidos, pero no por espada manejada por algún hombre: ¡la espada de Dios los herirá! Se llenarán de pánico y huirán, y los vigorosos mancebos asirios serán llevados como esclavos.


La espada del Señor está saciada de sangre, está harta de carne, como si hubiera estado degollando ovejas y cabras para el sacrificio. Porque como si hubiera gran sacrificio, enorme matanza, hará el Señor en Edom.


Ejércitos destructores saquean la tierra. El Señor se vale de ellos como si fueran una espada y con ella causa gran destrozo. ¡No hay donde ocultarse de la destrucción; nadie escapará!


Hasta los habitantes de Menfis y Tafnes participaron en la humillación y desolación contra Israel.


Castigué a sus hijos pero nada les aprovechó: aún no quieren obedecer. Y ustedes mismos han matado a mis profetas como el león que mata su presa.


Este es el mensaje que Jeremías recibió del Señor respecto a todos los israelitas que vivían en el norte de Egipto en las ciudades de Migdol, Tafnes y Menfis, y por todo el sur de Egipto también.


Porque hoy es el día del Señor Dios de los ejércitos, el día de venganza contra sus enemigos. La espada herirá hasta saciarse, sí, derramará sangre por todos lados, porque el Señor Dios de los ejércitos recibirá hoy un sacrificio en la tierra del norte, junto al río Éufrates.


¡Alisten el equipaje, prepárense a partir al exilio, ciudadanos de Egipto, porque la ciudad de Menfis será totalmente destruida y dejada sin persona viva!


Este mensaje se dio contra Egipto en ocasión de la batalla de Carquemis, cuando el faraón Necao, rey de Egipto, y su ejército fueron derrotados junto al río Éufrates por Nabucodonosor, rey de Babilonia, el cuarto año del reinado de Joacim, hijo de Josías, rey de Judá:


»Hombre mortal, profetiza también contra los amonitas, pues ellos se burlaron de mi pueblo cuando más sufrían. Diles esto: “Contra ustedes también se ha desenvainado mi espada reluciente; está afilada y pulida y relampaguea.


»¡Haré pedazos los ídolos de Egipto y las imágenes de Menfis, y no habrá faraón en Egipto! ¡Reinará sólo la anarquía, sin quien tome las riendas del gobierno!


Si logras librarte de la destrucción, Egipto te atrapará y te enterrará en Menfis. Todas tus riquezas serán cubiertas por la maleza, y tus casas abandonadas se llenarán de matorrales.


Pero ahora el Señor Todopoderoso te dice: «Nínive, yo estoy en tu contra. Quemaré tus carros de guerra y haré que tus valientes soldados mueran en la batalla. No permitiré que sigas robando, ni que tus mensajeros vuelvan a llevar amenazas a las naciones».


Mis saetas se embriagarán con sangre y mi espada devorará la carne y la sangre de todos los muertos y cautivos. Las cabezas del enemigo estarán ensangrentadas”.


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